Una portavoz de la autoridad con sede en Karlsruhe dijo que hay sospechas de que podría haber sido utilizado para transportar artefactos explosivos que estallaron en los gasoductos el 26 de septiembre de 2022.
Agregó que se sigue evaluando los rastros y objetos incautados. «La identidad de los autores y sus motivos para cometer el delito son objeto de las investigaciones en curso», añadió.
«Por el momento no se pueden hacer declaraciones fiables al respecto, en particular sobre la cuestión de si fue dirigido por un Estado», aclaró el portavoz.
El diario «The New York Times» informó el martes que las autoridades de inteligencia estadounidenses creen que un grupo proucraniano podría haber llevado a cabo el acto de sabotaje, pero que «no había pruebas» que lo vincularan al presidente Volodímir Zelenski o a sus principales colaboradores.
El periódico, citando a funcionarios anónimos de los servicios de inteligencia, indicó que los explosivos fueron probablemente «colocados con la ayuda de buzos experimentados que no parecían trabajar para los servicios militares o de inteligencia».
El Gobierno de Kiev niega toda responsabilidad.
Las cadenas públicas alemanas ARD, SWR y el semanario «Die Zeit» también se hicieron eco de esta versión citando a fuentes de inteligencia.
Según estos informes, el yate en cuestión fue alquilado a una empresa con sede en Polonia, que «al parecer pertenece a dos ucranianos». Un equipo de seis personas, formado por un capitán, dos buzos, dos ayudantes de buceo y una médica, lo utilizó para transportar los explosivos a las escenas del crimen.
No está claro de qué nacionalidad eran estas personas, que habrían utilizado pasaportes falsos.
Según la Fiscalía general alemana, el registro tuvo lugar del 18 al 20 de enero «en relación con un alquiler sospechoso de un barco». Precisó que no hay sospechas contra los empleados de la empresa alemana que alquiló el barco.
A finales de septiembre, tras unas explosiones cerca de la isla danesa de Bornholm, en el mar Báltico, se descubrieron un total de cuatro fugas en los dos gasoductos que conectan Rusia con Alemania. Las autoridades suecas de seguridad determinaron en noviembre que se trataba de un caso de sabotaje grave, aunque sin nombrar al culpable.
