La dependencia energética volvió a dispararse en 2017 por la menor producción renovable

Energía

La dependencia energética volvió a dispararse en 2017 por la menor producción renovable

Debido a la escasa producción hidráulica, España tuvo que importar el 76,1% de la energía consumida, la tasa más alta en seis años.

petroleo extraccion
España siempre ha sido un país altamente dependiente del exterior en materia energética, pues prácticamente todo el petróleo y el gas natural que se consume tiene que importarse. La mayor tasa de dependencia se registró en 2005, cuando alcanzó el 81,4%, una cifra que comenzó a relajarse con el inicio de la crisis y el desarrollo de las energías renovables. Tras pequeños sustos en 2014 y 2015, el año pasado volvió a subir a un ritmo preocupante disparada por la escasa generación renovable fruto de la sequía. Según las estimaciones publicadas por la Asociación de Empresas de Energías Renovables (APPA) en su 'Estudio del Impacto Macroeconómico de las Energías Renovables en España 2017', la dependencia energética llegó al 76,1%. La tasa, calculada por la propia patronal a partir de los datos de el antiguo Ministerio de Energía, Turismo y agenda Digital y Carbunion, supone un incremento de casi cuatro puntos respecto a la registrada en 2016. Es además la más alta en seis años. La dependencia real puede ser incluso mayor, pues las estadísticas sobre este cómputo que hacen las distintas entidades consideran la energía nuclear como autóctona aunque el material empleado como combustible no sea de origen nacional. El repunte se explica por la caída de la producción renovable, fundamentalmente como consecuencia de la sequía sufrida. Según Red Eléctrica, la generación hidráulica cedió un 48,4%, hasta los 20.213 gigavatios hora (GWh) y para cubrir la demanda aumentó la producción a partir de combustibles fósiles, provocando un incremento de la importación de petróleo y gas. Con los citados números, España se sitúa más de veinte puntos porcentuales por encima de la media de los 28 países de la Unión Europea en dependencia energética. El último dato de Eurostat, correspondiente a 2016, situaba la tasa en el 53,6%. La dependencia energética de España del exterior explica además buena parte del déficit comercial que experimenta el país. De los cerca de 22.700 millones de euros en negativo de la balanza, más de 19.200 millones corresponden a las importaciones netas de energía, es decir, la compra de combustibles fósiles supone un 85% del total del déficit comercial español. En este sentido, hay que tener en cuenta que el precio del petróleo se ha disparado en el último año, por lo que el impacto de la compra al exterior de crudo podría tener en 2018 aún un mayor impacto en la balanza comercial del país.

España siempre ha sido un país altamente dependiente del exterior en materia energética, pues prácticamente todo el petróleo y el gas natural que se consume tiene que importarse. La mayor tasa de dependencia se registró en 2005, cuando alcanzó el 81,4%, una cifra que comenzó a relajarse con el inicio de la crisis y el desarrollo de las energías renovables. Tras pequeños sustos en 2014 y 2015, el año pasado volvió a subir a un ritmo preocupante disparada por la escasa generación renovable fruto de la sequía.

Según las estimaciones publicadas por la Asociación de Empresas de Energías Renovables (APPA) en su ‘Estudio del Impacto Macroeconómico de las Energías Renovables en España 2017’, la dependencia energética llegó al 76,1%. La tasa, calculada por la propia patronal a partir de los datos de el antiguo Ministerio de Energía, Turismo y agenda Digital y Carbunion, supone un incremento de casi cuatro puntos respecto a la registrada en 2016. Es además la más alta en seis años.

La dependencia real puede ser incluso mayor, pues las estadísticas sobre este cómputo que hacen las distintas entidades consideran la energía nuclear como autóctona aunque el material empleado como combustible no sea de origen nacional.

El repunte se explica por la caída de la producción renovable, fundamentalmente como consecuencia de la sequía sufrida. Según Red Eléctrica, la generación hidráulica cedió un 48,4%, hasta los 20.213 gigavatios hora (GWh) y para cubrir la demanda aumentó la producción a partir de combustibles fósiles, provocando un incremento de la importación de petróleo y gas.

Con los citados números, España se sitúa más de veinte puntos porcentuales por encima de la media de los 28 países de la Unión Europea en dependencia energética. El último dato de Eurostat, correspondiente a 2016, situaba la tasa en el 53,6%.

La dependencia energética de España del exterior explica además buena parte del déficit comercial que experimenta el país. De los cerca de 22.700 millones de euros en negativo de la balanza, más de 19.200 millones corresponden a las importaciones netas de energía, es decir, la compra de combustibles fósiles supone un 85% del total del déficit comercial español.

En este sentido, hay que tener en cuenta que el precio del petróleo se ha disparado en el último año, por lo que el impacto de la compra al exterior de crudo podría tener en 2018 aún un mayor impacto en la balanza comercial del país.

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