Las calles de ciudades como Barcelona, Lisboa o Nápoles se llenaron este domingo de manifestantes que reclaman el fin de la turistificación. Mientras la Organización Mundial del Turismo (OMT) celebra el crecimiento del sector y sus beneficios económicos, crece también la preocupación por el impacto negativo que tiene sobre la vida de los residentes. El turismo masivo, que alguna vez fue sinónimo de prosperidad, empieza a ser visto como una amenaza para la calidad de vida en muchos destinos europeos.
Récord de llegadas y beneficios económicos sin precedentes
Según la OMT, Europa ha alcanzado en 2024 un nuevo récord con 747 millones de llegadas internacionales, frente a los 416 millones de 2005. Entre 2019 y 2024, Portugal ha visto aumentar las llegadas un 18,1%, España un 12,3% y Francia un 12,2%, aunque Italia ha registrado una caída del 10,5%.
En términos económicos, los datos son igualmente contundentes:
País | Ingresos por turismo internacional (2023) |
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España | 79.998 millones de euros |
Francia | 61.912 millones de euros |
Italia | 48.608 millones de euros |
Portugal | 23.912 millones de euros |
“El turismo es intensivo en empleo y más del 50% de los puestos están ocupados por mujeres”, destaca Sandra Carvao, de la OMT. Además, más del 80% de las empresas turísticas son pequeñas y medianas empresas (pymes).
El coste de la masificación: vivienda, atascos y pérdida de identidad
La otra cara del auge turístico es el deterioro de la vida cotidiana en las ciudades receptoras. Atascos, masificación y ruido son solo algunos de los efectos visibles. Pero el impacto más severo se observa en la vivienda: los alquileres turísticos de corta duración han disparado los precios del mercado, dificultando el acceso a un hogar digno.
Entre 2015 y 2023, los precios de la vivienda subieron una media del 48% en la UE, con estos incrementos destacados:
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Portugal: +105,8%
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España: +47,7%
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Francia: +31,3%
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Italia: +8,3%
Este encarecimiento también se debe al aumento de la inversión privada y al coste de la construcción, pero el turismo es claramente un factor clave en ciudades saturadas.
Ciudades al límite: políticas para contener el turismo
Algunas ciudades europeas han comenzado a tomar medidas:
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Ámsterdam: prohibición de construir nuevos hoteles.
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Dubrovnik: límite diario al número de cruceros.
Para Carvao, la clave está en definir la capacidad de carga de cada destino. “Las nuevas tecnologías permiten hacer seguimiento de los flujos de visitantes y mejorar la gestión con datos en tiempo real”, explica.
Otra vía es la desestacionalización del turismo, fomentando los viajes fuera de temporada alta. También se propone promover destinos menos saturados, ya que el 42% de los turistas se concentran solo en 10 países del mundo.
El dilema de Europa: entre el beneficio y la protesta ciudadana
Mientras el turismo sigue siendo un motor económico esencial para Europa, la presión social se intensifica. Las protestas en Barcelona, Lisboa y Nápoles son solo el reflejo de un malestar más amplio: el modelo turístico actual, si no se regula, pone en riesgo la habitabilidad de los centros urbanos. La sostenibilidad del turismo pasa por un nuevo equilibrio entre visitantes y residentes.