La tradicional bombona de butano, aún muy presente en muchos hogares españoles, bajará de precio tras varios meses de encarecimiento. Esta bajada llega en un contexto de revisión regulada por el Gobierno, que calcula su precio cada dos meses según el coste internacional de las materias primas energéticas y otros factores como los fletes. Esta medida beneficia especialmente a zonas sin conexión a la red de gas natural, donde el consumo de GLP envasado sigue siendo relevante.
La bajada de las materias primas, como el propano y el butano, ha sido clave para abaratar la bombona a pesar del encarecimiento del transporte
Fin a la racha alcista del butano
El precio máximo de venta al público de la bombona de butano se situará desde este martes en 17,11 euros, lo que supone una reducción del 5% respecto al periodo anterior. Con esta bajada, se rompe la tendencia de aumentos que comenzó en septiembre de 2024, acumulando cinco revisiones al alza consecutivas.
Según el Boletín Oficial del Estado (BOE), la nueva tarifa responde al descenso del 14,86% en las cotizaciones de las materias primas, lo que ha permitido contrarrestar con creces el aumento del 30,59% en los fletes.
Un precio aún regulado por el Estado
El precio de los gases licuados del petróleo envasados (GLP) —entre 8 y 20 kilogramos—, como la clásica bombona de butano, no está liberalizado. Su coste se actualiza cada dos meses, el tercer martes del mes, mediante resolución de la Dirección General de Política Energética y Minas.
Este cálculo tiene en cuenta:
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La cotización del butano y propano en los mercados internacionales
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Los costes de transporte
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La evolución del tipo de cambio euro-dólar
El sistema impide fluctuaciones bruscas, ya que limita los cambios a un máximo del 5% por revisión. Cualquier exceso o defecto se acumula para revisiones posteriores.
Aunque el uso del GLP ha bajado, sigue siendo imprescindible en hogares rurales y zonas aisladas, donde representa una fuente de energía básica
Un combustible en retroceso, pero aún necesario
El GLP envasado, mezcla de hidrocarburos utilizada como alternativa al gas natural, sigue siendo fundamental para muchas zonas del país sin conexión a la red de gas.
A pesar de su uso extendido, se trata de un combustible en retroceso. Entre 2010 y 2021, el consumo total ha descendido más de un 25%, aunque actualmente se siguen utilizando 64,5 millones de envases al año, de distintas capacidades.










