La Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) ha revisado a la baja su previsión de crecimiento económico para este año, situándola en el 2,3%, dos décimas menos que en su anterior estimación. La decisión se debe al empeoramiento del contexto internacional, marcado por crecientes tensiones comerciales y una evolución menos favorable de las principales economías mundiales.
“Las expectativas de inversión se están deteriorando notablemente”, ha señalado Herrero, lo que justifica una corrección también en las previsiones para 2026, que se sitúan ahora en el 1,7%, tres décimas por debajo del cálculo anterior
Antes del primer ladillo, incluir un párrafo contextualizador como este es clave para enganchar al lector. En este caso, destaca la contraposición entre el optimismo del Gobierno y la cautela de la AIReF, anticipando los conflictos de previsión y criterios de análisis que se detallarán más adelante en el texto.
La incertidumbre global pesa sobre las proyecciones económicas
Durante la presentación del informe de seguimiento del plan fiscal, la presidenta de la AIReF, Cristina Herrero, ha subrayado que el actual “clima total de incertidumbre comercial y arancelaria” está pasando factura a la economía global y, por extensión, a la española.
Este nuevo escenario refleja un endurecimiento de las condiciones financieras y una menor aportación de la economía internacional al crecimiento nacional.
“No compartimos la confianza del Ejecutivo en la fortaleza de la demanda interna”, ha afirmado Herrero, advirtiendo que los factores que lastrarán la inversión podrían terminar afectando al conjunto de la actividad económica más de lo previsto
Contraste con el optimismo del Gobierno sobre la demanda interna
Herrero ha explicado que el Gobierno también prevé un impacto negativo derivado del entorno exterior, aunque considera que la demanda nacional podrá actuar como contrapeso. Sin embargo, la AIReF discrepa de esta visión, especialmente en lo referente a las expectativas de inversión.