El ajuste refleja una menor confianza en la evolución del consumo energético a nivel mundial, incluso en un escenario de precios bajos.
Menor crecimiento del consumo en 2025
En su informe mensual sobre el mercado, la AIE estima que el consumo mundial de petróleo aumentará en 730.000 barriles diarios en 2025 respecto al año anterior, alcanzando los 103,54 millones de barriles diarios. Sin embargo, esta cifra supone 300.000 barriles diarios menos que la previsión publicada por la propia agencia en marzo.
La revisión de la AIE implica un freno en el crecimiento del consumo petrolero global, con un recorte notable respecto a las estimaciones anteriores, pese al entorno de precios más bajos
Este recorte se justifica en gran parte por el impacto negativo del conflicto comercial liderado por EEUU, que ha generado un entorno económico menos favorable para la expansión de la actividad industrial y del transporte, dos grandes motores del consumo energético.
La tendencia a la baja se prolongará en 2026
De cara a 2026, la AIE anticipa un crecimiento todavía más débil, con un aumento de apenas 690.000 barriles diarios. Esta desaceleración se produce a pesar de que los precios del crudo se han reducido significativamente, situándose a principios de abril en su nivel más bajo en cuatro años.
No obstante, el organismo advierte que este abaratamiento no será suficiente para contrarrestar las consecuencias de un entorno económico cada vez más deteriorado, donde la incertidumbre, la caída de inversiones y la reducción del comercio global están pesando sobre las expectativas de demanda.
La AIE prevé que la recuperación de la demanda en 2026 será aún más limitada que en 2025, pese a los bajos precios del petróleo, debido al lastre que supone el deterioro económico global
Perspectivas para el mercado energético
Este cambio de perspectiva de la AIE llega en un momento crucial, en el que los mercados de materias primas enfrentan una alta volatilidad y los actores energéticos están replanteando sus estrategias de inversión. La incertidumbre política y económica provocada por la política comercial de EEUU no solo afecta al corto plazo, sino que podría tener implicaciones estructurales para la evolución de la transición energética y la seguridad del suministro global.