Un técnico trabaja en la fabricación de un tren de alta velocidad en una fábrica de la ciudad de Tangshan, en la provincia de Hebei, en el norte de China
Las medidas de contención de la COVID-19, incluidos los cierres temporales de fábricas, combinadas con una menor demanda de los clientes, impulsaron una mayor caída en la producción manufacturera al final del cuarto trimestre.
Asimismo, la implementación de estas medidas de contención continuó afectando la logística, alargando los tiempos de entrega de los proveedores por sexto mes consecutivo.
«Los brotes de COVID-19 redujeron la actividad manufacturera», explicó Wang Zhe, economista sénior de Caixin Insight Group, para quien las consecuencias de la pandemia fueron un lastre para la producción y las ventas, mientras que, «debido a la recesión económica y la débil demanda en el extranjero», los nuevos pedidos de exportación también se mantuvieron en contracción por quinto mes consecutivo.
Sin embargo, los fabricantes chinos expresaron en diciembre un mayor optimismo con respecto a las perspectivas anuales de producción, impulsando el sentimiento positivo al nivel más alto en diez meses, ya que las empresas anticipan que la producción aumentará a medida que mejore la situación de la pandemia y se fortalezcan las condiciones del mercado.
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