Javier Nart Peñalver, eurodiputado por Ciudadanos-Partido de la Ciudadanía

Entrevista

Javier Nart Peñalver, eurodiputado por Ciudadanos-Partido de la Ciudadanía

El europarlamentario considera que Trump es la consecuencia de una patología social generada por la concentración de beneficios y se muestra preocupado por una Europa que tampoco está siendo capaz de dar respuestas

Javier Nart, Diputado del Parlamento Europeo por Ciudadanos

«Si lo que buscamos son negocios, dejemos de llamarle amor al sexo»

Desde que en las últimas elecciones europeas lideró la candidatura de la formación naranja, Javier Nart Peñalver es eurodiputado por Ciudadanos-Partido de la Ciudadanía, integrado en la Alianza de los Liberales y Demócratas por Europa (ALDE). Una posición desde la que ha acaparado titulares durante esta misma semana, al aprobar la Comisión de Asuntos Exteriores de la Eurocámara, de la que es miembro, su informe sobre recomendaciones para recortar las fuentes de financiación del terrorismo yihadista.

Asimismo, es miembro de la Subcomisión de Seguridad y Defensa del Parlamento Europeo, así como vicepresidente de su Delegación en la Asamblea Parlamentaria Paritaria ACP-UE que reúne a representantes de 78 países de África, el Caribe y el Pacífico (ACP) y a 78 diputados del Parlamento Europeo. Precisamente, sobre los desafíos que ha de afrontar la Unión Europea en el mundo, y especialmente sobre las relaciones entre la UE y América Latina, EL BOLETÍN tuvo la oportunidad de conversar con este político que, con todo, considera que lo es «en tránsito».

Quizá por ello, Nart, quien también ha ejercido como abogado, periodista o corresponsal de guerra, además de habitual de algunas de las principales tertulias mediáticas, reivindica que «prefiere ser claro, a esconder en palabras el pensamiento que todos tenemos». Una actitud que, apunta, ha tenido durante toda su vida y por la que se permite realizar afirmaciones que se alejan del lenguaje más comedido o políticamente correcto como aquella de que «buscar una salida electoral es Venezuela es como pretender buscar la castidad en una casa de putas».

Pese a que usted ha colaborado en el informe sobre las relaciones políticas de la Unión Europea (UE) con América Latina, aprobado por la Eurocámara, y que fija un nuevo marco de relación entre las dos regiones; se le ha escuchado manifestarse con cierto escepticismo sobre el mismo ¿A qué es debido?

La resolución es buena. Javi López y Luis de Grandes han hecho un trabajo magnífico. Ha sido estupendo trabajar con ellos y es un honor haber sido ‘coparidor’ de esa resolución. Va a ser uno de los puntos altos de la vida de Javier López. Pero el problema no es la música, es la letra. Hay que convertir la música en una letra realmente efectiva. En todas las cumbres Iberoamericanas, estoy de acuerdo con todo; pero ¿qué se ha hecho después con esas palabras? Hay que convertir las palabras en hechos. Eso es lo esencial.

¿Lo mismo se podría decir del acuerdo de diálogo político y cooperación con Cuba entre la UE y la Isla?

En el acuerdo con Cuba yo estoy de acuerdo en todo, salvo en decir que esto se hace en favor de la democracia en Cuba. No señor, se hace en favor de los negocios. En todos los acuerdos de asociación de la UE, tenemos el artículo 2, generalmente, que es la cláusula democrática en la que se dice que el acuerdo se suspenderá si se viola alguno de los Derechos Humanos principales. Pues bien, no se ha suspendido nunca un acuerdo. Por lo tanto, yo soy partidario de afrontar la realidad. Quitemos la cláusula democrática, que yo le llamo cláusula hipócrita, y dejemos de decir que el Convenio con Cuba queda sometido al cumplimiento de los Derechos Humanos. Decir que hay que darle unos años para ver si se cumple, supone unos años de represión, de cubanos en la cárcel, de la misma situación de falta de libertades en Cuba, etc. Si queremos sexo, llamémosle sexo, es decir, negocios; pero no le llamemos amor que es democracia.

¿Qué opina entonces de explorar otro tipo de alternativas como la vía de las sanciones, como se ha hecho con Venezuela?

Soy extremadamente escéptico de un régimen de sanciones a un régimen blindado que sabe que la salida del mismo es una salida tan traumática que puede significar la cárcel. La anterior fiscal venezolana, la verdadera; pese a ser nombrada por Chávez, denunció al Gobierno de Maduro y Diosdado como un narcoestado. Esto es una realidad. En consecuencia, el futuro que tienen es evidente: no podrán nunca proceder a un cambio democrático porque no supone un simple cambio de Gobierno, sino que hablamos de todo un cambio de régimen. Por lo tanto, decir que hay que buscar una salida electoral es algo así como decir que hay que buscar la castidad en una casa de putas: lo tienes difícil.

Por lo tanto, el modelo a seguir ¿sería el de pasar a una actitud en la que reconocer fría y abiertamente que nuestra prioridad es hacer negocios al margen de otras consideraciones como el tipo de regimen con el que tratamos, etc.?

¿Acaso no lo hacemos ya? Tenemos una actitud con China que no tenemos con Ruanda. La exigencia de cumplimiento de Derechos Humanos que hacemos en algunos lugares, que yo estoy de acuerdo; ciertamente en otros lugares se va, por el fondo, entre sombras, porque la realidad se impone. Por lo tanto, no hablemos de que lo esencial son nuestros principios porque ningún acuerdo de asociación de la UE se ha suspendido nunca. Ahí hay dos lecturas: o todos esos estados respetan los Derechos Humanos, o la realidad es que el Artículo 2 no se aplica porque aunque no lo respeten muchos de ellos, preferimos mirar para otro lado… o decimos aquello de vamos a esperar la evolución ya que estamos en una situación de expectativas…

Yo, entre la hipocresía y la realidad, prefiero reflejar la realidad. Después también digo que ciertamente los Estados debemos comportarnos en situaciones de obligada realidad. China es una realidad. O EE.UU., con quien tampoco hemos roto porque haya violado groseramente los Derechos Humanos con lo que significa el Acta Patriótica, que haya expiado a Europa Occidental o que haya recurrido a la tortura como una práctica habitual. Al contrario, hemos modificado la Ley correspondiente a la Justicia Universal para no tener problemas con EE.UU. Llamémosle a las cosas por sus nombres y no nos envolvamos en la hipocresía. No digo que tengamos una conducta cínica, pero si queremos hablar de castidad no lo hagamos desde un burdel.

Cuando usted ha hablado de Venezuela o de Cuba tiende también a incidir mucho en el papel que juega el Ejército en los dos países ¿Por qué?

En el franquismo, el ejército era una institución secundaria, que no tenía ninguna relevancia social, sino icónica. De hecho, no tuvo ningún rol más allá de lo que hicieron algunos descerebrados, pero objetivamente quedó fuera de la circulación durante la Transición. El problema en Cuba y en Venezuela, como lo es también en Egipto, es que el ejército es esencial en la economía. La economía cubana está controlada por Gaesa que es la institución económica de las Fuerzas Armadas dirigidas por un general que es López Calleja; así que no perdamos el tiempo con lo que significa el Partido Comunista Cubano, la retórica de la Revolución y demás historias. Hay que ir a la esencia de las cosas. Yo pongo el ejemplo de la cerveza: si nos quedamos en la espuma es blanca; pero la cerveza es amarilla, está debajo.

Una situación se comprende cuando comprendes los resortes de poder que son económicos y si resulta que la economía, la política y la milicia es todo uno, esa Santísima Trinidad nos da un Dios Verdadero que es quien controla la economía y es el ejército. ¿Y estos van a permitir perder el poder verdadero abriendo un proceso constituyente en libertad y en elecciones? El régimen lógicamente evolucionará. Terminó Mao, pero el partido comunista subsiste. En Europa oriental, el partido comunista de la Unión Soviética ha desaparecido, pero las instituciones oligárquicas se mantienen. Por lo tanto, dejemos de hablar de supraestructuras ideológicas y vayamos a las estructuras socio-económicas.

Usted también ha señalado como Rusia estaría aprovechando la situación en Venezuela para situarse en una posición de privilegio de cara a hacerse con sus empresas y recursos estratégicos… Hay quien dice que también aprovecha las ocasiones que se le presentan para desastabilizar Europa, como por ejemplo sugería Juliana que podría hacer en Cataluña ¿Qué le parece?

Hay cosas de Juliana que me dejan bastante estupefacto. La presencia de Rusia en el conflicto catalán es equivalente a la influencia del planeta Ganímedes en la evolución de las mareas. Rusia es un estado multiétnico y multicultural. El Cáucaso es un tablero de ajedrez de comunidades rigurosamente antitéticas unas de otras. Rusia ya dijo cuando se produjo el disparate de Kósovo que eso era abrir la caja de Pandora. Por lo tanto, Rusia no va a tener la menor incidencia. A Europa se la desestabiliza cuando nosotros mismos no somos capaces de dar respuestas. Decir que las ‘fake news’ o la desinformación va a desestabilizar Europa…. Yo creo en la libertad de prensa y si alguien desde unas noticias, vamos a decir ‘orientadas’, es capaz de influir en su favor es porque no hay nadie que de una opinión distinta en un mercado libre. No creo en la necesidad de una agencia de contrainformación respecto a Rusia. Creo en la libertad de prensa. Y también preguntaría ¿Acaso EE.UU. no crea desinformación?

Y ¿cuál es el papel de Trump en todo esto?

A Dios gracias, y no soy creyente, soy ateo, pero a Dios gracias; Trump está sometido a una administración muy sólida y la administración norteamericana es estratégica, mientras que sus presidentes son anecdóticos. Sobre todo un personaje como Trump, que es la demostración de una patología social: la de las clases medias ante el abismo que significa la pérdida de su seguridad en el futuro. Desde el fin de la Segunda Guerra Mundial se produjo un fenómeno positivo que es que la derecha radical comprendió que eran necesarias reformas sociales y la izquierda radical que era necesario un acuerdo democrático y no una fractura revolucionaria. Desde entonces, ha habido una redistribución positiva de la riqueza pasando rentas de capital a rentas de trabajo, hasta pasado el año 1990 en que la tendencia se da la vuelta y comienzan a concentrarse los beneficios en el punto más alto de la sociedad. Lo cual no significa que no se distribuya hacia abajo, pero lo hace en una forma muy poco equitativa. Como consecuencia hay una progresiva erosión e incluso una destrucción de las clases medias. Hay un fenómeno que debería estudiarse que es por qué se da la drogadicción tanto con anfetaminas como con drogas duras en zonas como el ‘Rust Belt’, el llamado ‘cinturón de óxido’, donde las fábricas van cerrándose por la informatización, la robotización y la deslocalización. Esa destrucción de las clases medias da lugar a que estas se vuelquen hacia alguien que ofrece la garantía de salvación como un profeta. Trump es la manifestación de ese populismo extremo.

Esa fractura se suele asociar también con el libre comercio; sin embargo, es precisamente lo que se está impulsando desde la UE en este momento histórico. No tiene el temor de que esto pueda dar alas a ese tipo de alternativas o fracturas políticas en nuestro continente…

Claro. Eso es Lepen. Eso es Tsipras que por otra parte cada día desayuna aplicando lo contrario a su programa económico y que en las próximas elecciones pasará a mejor vida política. También tenemos ya un populismo extremo en Europa oriental como en el caso de los húngaros o los polacos. Incluso aquí, ciertos fenómenos que prefiero no referirme a ellos… En España, tenemos el separatismo catalán que es sálvese quien pueda y yo y mi ombligo. O sea, la vuelta a la tierra: yo me voy a buscar mi propia salvación porque me encuentro ante una profundísima crisis que es de valores, que es institucional, que es económica… Todo esto que estamos padeciendo, que son patologías, es consecuencia de la erosión que estamos padeciendo de un sistema que se fundamentaba en el consenso de las clases medias.

Vernon Walters, el que era asesor principal para asuntos iberoamericanos, españoles, portugueses, en la administración de Eisenhower, Nixon y Kennedy fue mandado por Nixon cuando se produce la revolución de los claveles a España. Esto lo contó él en una conferencia que dio en la Universidad Menéndez Pelayo, ya en democracia, en los años 80. Allí, Walters explicó la reunión que tuvo en España con Franco tras ser enviado por Nixon, que estaba muy preocupado porque se produjese una segunda revolución de los claveles en España, después de la detención de la Unión Militar Democrática, de mis compañeros de la UMD, los llamados ‘húmedos’. Walters le preguntó cuál sería la evolución en el Mediterráneo occidental; y Franco le respondió: «¿Usted se refiere a mi muerte, verdad? No se preocupe he dejado una institución muy sólida». A lo que Walters le volvió a preguntar: «¿Cuál? ¿El Ejército?» Y Franco le respondió: «No, las clases medias».

La democracia pasa por el consenso social, porque no haya tensiones económicas entre los que lo tienen todo y los que no tienen nada. No hay otro sistema menos malo que ese. Lo otro nos lleva a un populismo extremo y a la destrucción como en Venezuela, el país más rico de Sudamérica convertido en uno que no tiene nada.

Sin embargo, en Europa tampoco estamos viendo que la tendencia sea precisamente la de reducir las tensiones económicas…

En Europa tenemos la fortuna de vivir en el mejor lugar del mundo o en el menos malo. No existe otro lugar como éste. Tenemos las mayores garantías en nuestros derechos humanos, en lo que significa la asistencia en momentos de dificultad como el paro…

Pero usted mismo habla de la emergencia de unas fracturas políticas a escala europea como consecuencia de una erosión de las clases medias… y si hay unos nuevos partidos emergentes que no tenían ese peso hace 10, 20 años, es porque las políticas comunitarias no están dando respuesta a toda esa serie de nuevos fenómenos que explican su auge. Por tanto, ¿qué cambios y políticas comunitarias deberían impulsarse?

Lo que tenemos que hacer son políticas verdaderamente inclusivas. En segundo lugar, que exista una mejor distribución de la riqueza que, ahora mismo, se concentra en el punto más alto de la sociedad. Una patología que no es europea; sino universal. El problema con el que nos encontramos es que el flujo de capitales es libre y así es imposible porque solo se puede regular de una forma limitada. Además, la deslocalización de empresas, la informatización y robotización dan como consecuencia que el trabajo extensivo pase a ser intensivo, con muchos menos trabajadores en las fábricas ya que ya no son necesarios… La revolución industrial produjo el ludismo, cuando generaba nuevos puestos de trabajos alternativos. Ahora, por el contrario, ya solo necesitamos tenientes, tenientes-coroneles y quizá comandantes (en las fábricas); pero claro así no se puede construir un ejército (laboral) porque la tropa ya no es necesaria. Esa es la gran ecuación a resolver.

¿Qué alternativas? No soy economista. Si tuviera la solución sería Dios divino. Lo que pongo es mi angustia, mi preocupación y expongo nuestra complacencia ciega. Decir que todo esto va a dar paso a un nuevo tipo de trabajos es cerrar los ojos a la realidad. Nos va a estallar el estado de bienestar hacia un estado de malestar.

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