Xavier Sol, director de Counter Balance

Entrevista

Xavier Sol, director de Counter Balance

Xavier Sol, director de Counter Balance

“El brazo financiero de la UE facilita la evasión fiscal, mientras la Comisión trabaja contra ella” El director de Counter Balance evalúa la forma en qué se ha estado invirtiendo el dinero de todos los europeos a través del Banco Europeo de Inversiones (BEI). 

Counter Balance es una alianza de 9 ONG, como el Observatorio de la Deuda en la Globalización (ODG), especializadas en el campo del desarrollo y en aspectos relacionados con este ámbito como el de la financiación pública de proyectos y el impacto de éstos. Su objetivo es el de ejercer presión sobre las instituciones que desarrollan su actividad en estas áreas. 
 
En concreto, en la actualidad trabajan para la reforma del Banco Europeo de Inversiones (BEI) con el objetivo de que la institución, sus procedimientos y operaciones se conviertan en «abiertos, sostenibles y transparentes». Por ello, han realizado una investigación sobre proyectos específicos de esta entidad para evaluar la forma en qué se ha estado invirtiendo el dinero de todos los europeos. 
 
El director de Counter Balance, Xavier Sol, ha analizado para El Boletín los principales hallazgos de seta investigación, sue también ha dado lugar a la publicación de el informe: «The dark side of the EIB funds: How the EU’s banks supports non-transparent funds based in tax havens». 
 
– A lo largo de su informe, ustedes señalan que en estos años se ha multiplicado enormemente el poder político del BEI, ¿podría concretar en qué forma se ha ampliado este poder?  
 
– En dos formas, esencialmente. En primer lugar, en su rol macroeconómico, ya que se ha incrementado en dos ocasiones el capital del Banco con el objetivo de aumentar su capacidad de préstamo de tal forma que pueda jugar un papel contracíclico y hacer frente, de esta forma, a los efectos de la crisis financiera. Además, recientemente, a través del ‘Plan Juncker’, se han financiado inversiones estratégicas para la UE que son la mayor parte de este plan de inversión para Europa. Por lo tanto, su importancia dentro la UE se ha incrementado. Pero también, en fenómenos como la llamada ‘crisis de los migrantes’ o durante la ‘Primavera Árabe’; el Consejo, la Comisión y el Parlamento Europeo han solicitado al BEI una mayor involucración financiando a las regiones afectadas. En definitiva, ha habido tanto un incremento de los fondos, como del papel que juega el Banco
 
– Igualmente, han manifestado una especial preocupación sobre los fondos destinados a África, ¿nos podría explicar por qué? 
 
– Cuando miras las cifras de inversión del Banco, la mayor parte tiene como destino Europa; pero hay un 10% que va fuera. Puede parecer un pequeño porcentaje, pero estamos hablando del entorno de 7.000 millones de euros, lo que convierte al BEI en una de las mayores instituciones financieras del mundo en términos de desarrollo. 
 
En nuestro último informe hemos investigado qué ocurre con ese dinero que se canaliza a través de fondos de inversión en África y cuál es su impacto; y hemos descubierto que existe una cierta tensión en el BEI, porque este siempre se ha definido como un Banco que no es de Desarrollo; sino de inversión. Pero, en realidad, cuando analizamos las operaciones que está desarrollando en África, tienen un mandato de desarrollo, por lo que deberían operar de esa forma; sin embargo, muchas de las operaciones del Banco fuera de Europa son cuanto menos «controvertidas» desde el punto de vista de un banco de desarrollo. Una de las principales conclusiones de nuestro último informe es esa: que no puedes reclamarte como un banco que hace desarrollo cuando financias a empresas que están situadas en paraísos fiscales o cuando no hay transparencia sobre tus operaciones
 
– Y en lo relativo a Europa… 
 
– Esa falta de transparencia es igualmente relevante. En lo relativo a evasión fiscal, nuestro informe ha sido limitado porque no hemos podido entrar a analizar las operaciones del Fondo Europeo de Inversiones (FEI) del que es parte el BEI (tiene un 62% de sus acciones) y la mayoría de este tipo de operaciones en Europa se hacen por esta vía. Pero tan solo en lo que es estrictamente la parte del BEI se presenta claramente una contradicción. Así, nos encontramos la paradoja de que la Comisión Europea, por un lado, está trabajando seriamente para abordar el tema de la evasión fiscal; pero, mientras tanto, el brazo financiero de la UE, que es el BEI y que a su vez está controlado por los Estados Miembro y por la propia Comisión, facilita la evasión fiscal y trabaja con clientes que no son serios en este sentido. Hay claramente una contradicción aquí. 
 
– Me ha llamado la atención que su informe apunten que el Banco Mundial (BM), al que tradicionalmente se asocia con una peor imagen, haya avanzado más en estos aspectos. 
 
– Lo que ocurre es que existe una gran diferencia y es que en el caso del BM tanto las ONG como la sociedad civil han trabajado durante mucho tiempo presionando sobre estas cuestiones; mientras que en el caso del BEI es todo mucho más reciente. Básicamente, los grupos que crearon ‘Counter Ballance’ fueron los primeros en investigar estas operaciones en los ’90 y más intensivamente ya a comienzos de este siglo. De esta forma, aunque hay preocupaciones similares respecto a la falta de transparencia de las dos instituciones en el sentido de a dónde va a parar realmente ese dinero y cuál es su impacto, la gran diferencia con el BEI es que éste no ha reaccionado en absoluto ante ellas, pese a que el Parlamento Europeo ha señalado que hay problemas. Mientras que, por el contrario, en el caso del BM, la Corporación Financiera Internacional (IFC por sus siglas en inglés), que tiene un modelo de negocio similar; no digo que sea mucho mejor, pero por lo menos está desarrollando un proceso de revisión interna para atender a este tipo de demandas. Todavía no sabemos en qué se va a concretar, pero al menos están haciendo algo; mientras que en el caso del BEI el asunto está bloqueado. 
– ¿Qué grupos políticos han sido los más activos a la hora de solicitar este tipo de reformas o en denunciar dicho problemas? 
 
– Es difícil individualizar. Históricamente, si nos referimos al trabajo en el Parlamento Europeo, los Verdes fueron los que comenzaron primero; pero, en años recientes, casi todos los grupos políticos están prestando atención a este cuestión. Hay una mayor consciencia por parte de todo el espectro del Parlamento Europeo de que se necesita hacer algo en dicho sentido de lograr una mayor transparencia y una mayor rendición de cuentas. El problema es que las competencias del Parlamento Europeo son limitadas.  
– ¿Qué medidas cree que se deberían tomar? ¿Una moratoria como la que proponen en su informe no podría ser poco realista? 
 
– La razón por la que hemos pedido una moratoria es porque las operaciones que se realizan a través de fondos no son tantas en comparación con el volumen total de préstamos. Es una pequeña parte, aunque muy problemática. Así que creemos que podría ser realista. 
 
Además, creemos que también se podrían hacer cosas desde el punto de vista de la transparencia y aclarar quiénes se benefician finalmente de estas operaciones, quiénes son los beneficiarios finales. Por otra parte,en lo que se refiere a las políticas del Banco, pedimos una revisión de forma que sean más severas con los paraísos fiscales o lo que en la jerga comunitaria se denominan «jurisdicciones no cooperativas», algo que también ha pedido el Parlamento en sus dos últimos informes sobre BEI. 
– Finalmente, ¿Cómo cree que afectará el ‘Brexit’ ha estos intentos de reforma dado el gran peso de Reino Unido en la materia? 
 
– Es difícil de anticipar lo que pasará, pero seguro que tendrá un impacto ya que muchas de las operaciones del BEI se desarrollan en el Reino Unido y también es uno de sus accionistas principales. De entrada, habrá que pensar cómo realizar esas operaciones que hasta ahora tenían lugar allí.

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