El éxito de Trump “no es la economía, estúpido”

Primarias EEUU

El éxito de Trump “no es la economía, estúpido”

Donald Trump, precandidato republicano a la Presidencia de Estados Unidos

Un análisis de las propuestas fiscales de los diferentes candidatos republicanos desvela que, en dicho campo, el neoyorquino no es el más ‘radical’. Las primarias republicanas se han convertido en uno de los mejores ejemplos de hasta qué punto la política actual tiene mucho de representación y espectáculo. La irrupción de Donald Trump como gran favorito y líder destacado parece dar la razón a los defensores de la forma sobre el fondo.

El neoyorquino ha demostrado la importancia de saber atraer la atención mediática y mantener el foco sobre uno mismo, incluso antes que sobre las propias propuestas. Es cierto que algunas de estas, como construir lo que Trump ha definido como “un gran y hermoso” muro que separaría a EE.UU. de México o impedir la entrada de musulmanes en su país, han estado en el centro informativo; pero con tal grado de ‘teatralización’ que nadie parece estar muy seguro de hasta qué punto va en serio.

El carácter irascible e impredecible del inversor inmobiliario junto a la radicalidad de medidas como las anteriores convierten en una incógnita si Trump piensa lo que dice o, en una estrategia indudablemente exitosa, tan solo ha buscado empatizar con unas bases republicanas a las que su partido lleva décadas ‘echando al monte’.

De esta forma, han proliferado una variedad de análisis que van desde los que consideran al multimillonario casi como un fascista que de llegar a la presidencia de Estados Unidos acabará con la división de poderes y pondrá fin al sistema democrático, hasta los que piensan que tan sólo utiliza estrategias ‘populistas’ para hacerse con la victoria. Incluso hay quienes defienden que Trump no es ni tan siquiera un conservador y que al menos sus propuestas económicas estarían a la izquierda del partido republicano.

También quienes dicen que, en realidad, Trump no tiene ideología. Frente a candidatos ‘ideológicos’ cuyo mejor ejemplo entre los republicanos en estas elecciones sería el senador por Texas, Ted Cruz; el neoyorquino sería un tipo pragmático cuyo principal interés sería el de encontrar soluciones a los problemas. Un hombre con el que, a la hora de la verdad, se podrá llegar a acuerdos y que garantizará que la economía funcione.
En otras palabras, “un negociador” nato, como el propio Trump no ha dejado de repetir sobre sí mismo a lo largo de la campaña. Un concepto que ha utilizado casi tanto como su favorito: “ganador”.

Probablemente la mejor prueba de que, efectivamente, estamos ante una victoria de la forma sobre el fondo y de una gran parte de espectáculo; es que pese a todas esas consideraciones, se ha dedicado muy poco tiempo a analizar cuáles son las propuestas de Trump sobre su supuesta área de ‘expertise’: la de los negocios. ¿Son las medidas del multimillonario realmente innovadoras? ¿Se sitúan en los márgenes del ‘partido del elefante’ convirtiéndolo incluso en un izquierdista?

Pues la verdad es que si fuese por el análisis de las políticas fiscales propuestas por los diferentes candidatos republicanos, la imagen que obtendríamos del neoyorquino sería la de una aburrida centralidad en el partido conservador. Si al lema de “es la economía, estúpido” se le atribuye el éxito en llevar a la presidencia a Bill Clinton en 1992, frente a un George H.W. Bush que tras la primera guerra de Irak parecía imbatible; Trump está demostrando que desde luego lo que está detrás de su éxito en las primarias republicanas no son las propuestas económicas.

Así, por ejemplo, por lo que se refiere a los tipos impositivos sobre los ingresos del trabajo, los tres candidatos republicanos proponen rebajas significativas respecto a los siete tipos actuales de entre el 10% y el 39,6%. Pero mientras que John Kasich y Trump tienen propuestas similares, con una reducción a tres franjas en la que la más elevado sería de un 28%, en el caso del gobernador de Ohio; y, en el caso del neoyorquino a cuatro que irían desde el 0% -para los ingresos de hasta 25.000 dólares- hasta un 25% para los ingresos a partir de 150.000 dólares, con tramos intermedios del 10% y el 20%; es Cruz quien claramente tiene una propuesta más radical.

El senador de origen cubano-estadounidense propone un tipo único del 10% para cualquier cifra de ingresos. Además, Cruz propone introducir una tasa sobre el valor agregado, un ‘I.V.A.’, del 16% sobre el consumo. Otro cambio significativo ya que, esta figura, no existe como tal en este país, ya que el ‘sales tax’ de los Estados funciona de forma diferente.

Algo similar a lo que sucede con la imposición sobre dividendos y ganancias de capital; donde también es Cruz quien destaca por proponer una rebaja al 10% para ambas figuras. En este caso, Kasich y Trump tan sólo actuarían sobre las ganancias de capital en las inversiones de largo plazo con una rebaja al 15%, en el caso del primero; y eliminando la “net investment income surtax”, en el caso del segundo.

Más claro aún es el caso el de la fiscalidad empresarial. De nuevo los tres candidatos republicanos, proponen rebajas significativas. Pero mientras que Kasich y Trump proponen que los tipos máximos disminuyan hasta el 25% y 15%, respectivamente; Cruz propone directamente acabar con dicho sistema. En su lugar, los planes del senador por Texas pasan por una sola tasa de un 16% que se aplicaría sobre todos los ingresos de capital y demás pagos.

Mientras que en el caso de las pequeñas y medianas empresas, que en EE.UU. tributan por otro sistema, conocido como “Pass-through Business Income”, de nuevo es Cruz quien iría más lejos al rebajarlo hasta el 10%; mientras que Trump lo haría al 15% y Kasich no ha realizado ninguna propuesta de cambio.

Tan sólo en el caso de los ingresos en el extranjero de las multinacionales existe una diferencia significativa entre Trump y sus rivales republicanos; pero porque es el neoyorquino quien defiende la medida más acorde con el ‘status quo’. Estados Unidos es uno de los pocos países en el mundo que no tiene un sistema territorial de impuestos para evitar la doble imposición y en el que, por tanto, sus empresas pagan impuestos sobre los ingresos obtenidos en el extranjero. Pues bien, mientras que el multimillonario constructor propone continuar con el sistema actual, aunque reduciendo los recovecos por los que las empresas estadounidenses pueden diferir estos pagos, tanto Cruz como Kasich proponen cambiar dicho sistema a otro de tipo ‘territorial’ y permitir la repatriación de los ingresos obtenidos fuera, si bien en el caso del senador por Texas mediante un pago de un 10%.

Por último, en lo que respecta a las transmisiones de patrimonio, tampoco hay nada que permita destacar a Trump sobre sus rivales en el partido conservador ya que los tres proponen acabar con dicha figura impositiva.

De esta forma, como se puede ver, un análisis de las propuestas fiscales situaría al neoyorquino como un republicano casi ‘moderado’ para los estándares a los que ha evolucionado el partido del elefante y sería Ted Cruz quien debería estar ocupando el foco como auténtica figura ‘rompedora’. Pero, como hemos dicho, en esta campaña… “no es la economía, estúpido”.

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