La fuga de inversores internacionales deja a Portugal vendido ante los mercados

Crisis del euro

La fuga de inversores internacionales deja a Portugal vendido ante los mercados

Pedro Passos Coelho, primer ministro de Portugal

Los inversores internacionales que entraron al país la pasada primavera se han marchado. Lo que sucede en Portugal termina por pasar en España, como bien saben los funcionarios que perdieron la paga extra el año pasado. Un aviso a tener en cuenta ahora que el país vecino sufre de un déficit muy concreto: el de inversores internacionales. Entraron en el país en mayo para comprar barato, sin embargo para el mes de agosto ya no estaban.

Según las informaciones que maneja la agencia Bloomberg, entre los meses de junio y julio esos mismos inversores se dedicaron a vender todo lo que habían adquirido tan sólo unas pocas semanas antes dejando a los bancos locales, entre otras cosas, con 33.000 millones de euros en deuda soberana lusa. Una cifra récord.

Tal y como le ha comentado a la agencia estadounidense Huw Worthington, analista de la entidad británica Barclays, “cuando los inversores deciden marcharse, lleva bastante tiempo convencerlos para que regresen”. El problema es que “se necesita a esos inversores extranjeros. Sin ellos, Portugal tendrá muy complicado poder organizar satisfactoriamente subastas de deuda”, añade este experto.

De hecho, los bonos lusos han sido los que peor trayectoria han tenido en toda la zona del euro durante el tercer trimestre de este año después de que, poco antes del verano, el primer ministro, Pedro Passos Coelho, sufriese una crisis de gobierno que implicó dimisiones de ministros y la intervención del presidente del país, Anibal Cavaco Silva, para salvar su permanencia. Este acontecimiento desató el nerviosismo de los mercados y barajó la posibilidad de que Portugal requiriese un rescate adicional al solicitado –y concedido- en la primavera del 2011, cuando recibió de parte de la Troika unos 78.000 millones de euros.

En teoría, el país debería volver a poder financiarse en los mercados el próximo mes de junio. Irlanda, que recibió su rescate (de 85.000 millones de euros) un poco antes, también debería poder regresar a ellos con unos meses de diferencia. Lo que sucede es que, por ahora, las tres grandes agencias de calificación –Moody’s, S&P y Fitch– consideran que Portugal no tiene el “grado de inversión” necesario. El Tigre Celta, en cambio, sí. Salvo para Moody´s, que se lo está pensando.

En cualquier caso, lo que parece estar sucediendo con Portugal, un país que ha cumplido los programas de la Troika pero que no ha conseguido mantener una inversión extranjera que hace tan sólo unos meses prometía un futuro esperanzador, podría tener su eco en España. Nuestro país despierta cada vez más interés entre diversos fondos de inversión internacionales que ya se han interesado, entre otras cosas, por algunas de las cajas nacionalizadas como Novagalicia. La pregunta que surge ahora es: ¿se quedarán?

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