China condena a cadena perpetua al exlíder comunista Bo Xilai

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China condena a cadena perpetua al exlíder comunista Bo Xilai

Cadena perpetua. Esa es la pena con la que un tribunal de la ciudad oriental de Jinan ha acabado con la vida política de Bo Xilai, un hombre que llegó a ser uno de los 25 más poderosos de China. El antiguo alto dirigente del Partido Comunista chino ha sido declarado culpable de corrupción, aceptación de sobornos y abuso de poder.

El Tribunal Popular Intermediario que ha juzgado a Xilai le ha despojado también de todo derecho político de por vida y ha ejecutado el embargo que desde hace meses pesaba sobre todos sus bienes personales, estimados en unos tres millones de dólares. Aunque el antiguo hombre fuerte del politburó chino tiene derecho a recurrir la sentencia, por el momento se confirma el peor de los destinos posibles por los delitos que se le imputaban.

Si el exfuncionario finalmente opta por recurrir la sentencia, el caso pasará al Tribunal Supremo de Shangong. Los medios locales chinos dan por descontada esta estrategia, lo que alargaría la sentencia definitiva en al menos dos meses más, pero dejaría abierta la puerta a una pena más suave, como los 15 años de prisión que hasta ahora barajaban los expertos como condena más probable.

En la sentencia emitida por el tribunal de Jinan se puede leer que «Bo Xilai era un funcionario del Estado, él abuso de su poder, causó un gran daño al país y a su gente», por lo que «las circunstancias eran especialmente serias», según se ha difundido en la red social Weibo, similar al Twitter occidental. El juez ve probado que la mujer y el hijo de Xilai aceptaron el pago de billetes de avión por el empresario Xu Ming, así como la aceptación de sobornos por hasta 2,4 millones de euros por parte del propio político. No ve tan claras las pruebas presentadas por la acusación sobre otros billetes de avión a nombre del exmandatario.

Observadores internacionales consideran que la dura condena del juez busca lanzar un mensaje adoctrinante para poner fin al escándalo que rodea a Xilai. Un lago periplo judicial que tiene su origen en la condena que el año pasado recibió su esposa Gu Kailai por el asesinato en 2011 de Neil Heywood, un hombre de negocios británico. Desde las represiones de la plaza de Tiananmen en 1989, ningún otro escándalo político había sacudido al Gobierno de Pekín con tanto ímpetu como éste.

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