Angela Merkel, actual canciller alemana, ha levantado la polémica este martes al visitar el campo de concentración nazi de Dachau, situado a pocos kilómetros de Munich, el mismo día en que comienza la campaña electoral por las elecciones generales del 22 de septiembre.
La canciller federal explicó que el acto responde a una invitación de Max Mannheimer, judío superviviente de Theresienstadt, Auschwitz y Dachau. El pintor y escritor de 93 años dice considerar “un honor” que la canciller aceptara la cita. La recibirá junto al presidente del Comité Internacional de Dachau, Pieter Dietz de Loos. En el complejo, Merkel depositará una corona de flores ante el monumento conmemorativo y se reunirá, ya sin cámaras, con víctimas del Holocausto.
La directora del centro Gabriele HJammermann y el propio Mannheimer la guiarán por varias salas de Dachau. Merkel dice que se dirige a Dachau con “un sentimiento de vergüenza y conmoción”. “No se trata” admite, “de una cita fácil”. Al terminar la visita, Merkel dará un discurso electoral en la ciudad a partir de las ocho de la tarde.
Sin embargo, Renate Künast, líder de Los Verdes, considera que se trata de “una combinación inadmisible”. Según criticó este político en unas declaraciones al diario Leipziger Volkszeitung, “el que toma en serio la memoria de semejante escenario del horror no hace una visita así en época electoral”. Por contra, la presidenta de la Comunidad de Culto Israelita en Múnich, Charlotte Knobloch, ha defendido la decisión de Merkel. Le parece “encomiable que la canciller aproveche una estancia a la región” para ver el complejo conmemorativo.
Dachau fue el primer campo de concentración construido por los nazis tras la llegada al poder de Adolf Hitler. Su inauguración data de 1933. El campo se mantuvo activo hasta 1945, cuando finalizó la guerra. En sus primeros años albergó, sobre todo, a presos políticos y presos comunes. Posteriormente, sus barracones se fueron llenando de judíos. De entre los prisioneros españoles que sufrieron la vida en el campo, destaca la presencia del líder del carlismo, Francisco Javier de Borbón-Parma. La organización del lugar se encomendó casi desde el principio a un alto cargo de las SS llamado Theodor Eicke, quien posteriormente fue nombrado principal organizador de la red de campos de concentración del III Reich.
