Todos los hijos biológicos de Joseph Goebbels, ministro de Propaganda durante el III Reich, murieron al ingerir cápsulas de cianuro. Sin embargo, su hijastro, Harald Quandt, por aquel entonces oficial de la Luftwaffe, se encontraba aquella primavera de 1945 en un campo de prisioneros británico, por lo que no se acogió al trágico destino de su familia y sobrevivió para ver nacer a sus cuatro hijas que tienen hoy, en conjunto, una de las mayores fortunas de Alemania.
Katarina Geller-Herr, de 61 años de edad, Gabriele Quandt, de 60 años de edad, Anette-Angelika May-Thies, de 58 años de edad y Colleen-Bettina Rosenblat Mo, de 50 años de edad, tienen, en total, una fortuna valorada en los 6.000 millones de dólares, según ha publicado la agencia financiera Bloomberg, que lleva al día una lista sobre quiénes son los millonarios más significados del mundo (el estudio actualizado periódicamente conocido como Bloomberg Billionaires Index).
Todas ellas mantienen lo que los anglosajones llaman “perfil bajo” –esto es, no aparecer en medios de comunicación ni hacer gran ostentación ni de su fortuna ni de sus actividades- y la mayor parte de ese dinero lo gestiona un fondo de inversión familiar, Harald Quandt Holding GMBH, del que se sabe más bien poco. En origen, tras el fallecimiento de su madre Inger (su padre, Harald, falleció unos años antes), las cuatro hermanas heredaron un total de 1.500 millones de marcos alemanes (unos 760 millones de dólares). Corría el año 1978. Desde entonces, los gestores de Harald Quandt Holding han conseguido retornos anuales superiores al 7%.
El origen de su fortuna no tiene tanto que ver con el propio Goebbels –que se casó con la madre de Harald, Magda Goebbels- como con el padre biológico del joven oficial de la Luftwaffe, Guenther Quandt, primer marido de Magda.
Guenther era un empresario prominente que había hecho un gran negocio con sus fábricas durante la Primera Guerra Mundial, para seguir con él al llegar la República de Weimar y mantenerlo durante el III Reich y la Segunda Guerra Mundial. Aunque se afilió al Partido Nazi en 1933, nunca se le pudo asociar ideológicamente con el régimen de Adolf Hitler, y por eso evitó ser juzgado en Nuremberg junto a otros grandes industriales alemanes. Hay varios ensayos escritos sobre la familia Quandt que hablan del empleo de prisioneros de guerra en las factorías de Guenther Quandt durante la contienda, pero la familia no se ha pronunciado oficialmente al respecto.
Sea como fuere el caso es que tras quedar en libertad al terminar la guerra, Harald Quandt pudo hacerse, en 1947, con el control del imperio que había construido su padre durante las tres décadas anteriores. Compartió el poder y la influencia con su hermanastro Herbert Quandt, que era el hijo del primer matrimonio de Guenther, y sin relación alguna con los Goebbels salvo por su parentesco con Harald. Entre los activos heredados por ambos se encontraba una porción nada desdeñable de las automovilísticas Bayerische Motoren Werke AG (BMW) y Daimler AG.
La relación entre Harald y Joseph Goebbels parecía ser estrecha. El jerarca nazi le dejó una nota tras su suicidio: “Es probable que tú seas el único que quede de entre nosotros para continuar la tradición de la familia”. Harald aparece, además, en varias fotos familiares de Goebbels.