Las zonas más frías de Grecia acusan la crisis en diciembre: no hay dinero para pagar la calefacción

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Las zonas más frías de Grecia acusan la crisis en diciembre: no hay dinero para pagar la calefacción

Bandera de Grecia

Grecia es un país que tiene una realidad más allá de la milenaria Atenas y de los cientos de islas paradisíacas donde tantos europeos van a pasar sus vacaciones de verano. También está compuesto por ciudades como Kastoria, Florina o Kozani. Lugares montañosos ubicados cerca de la frontera norte donde por estas fechas el termómetro amanece y anochece a bajo cero sin que parte de la población pueda afrontar, tras cinco años de crisis, el pago de combustible para la calefacción.

Los reporteros de la agencia Bloomberg han visitado algunas de estas regiones. Y han hablado con la gente. Con Kostas Tsitskos, por ejemplo. Este anciano de 88 años de edad, natural de Kastoria, un lugar situado a menos de una hora de Albania, ha reconocido que este año ya no puede afrontar el pago de combustible para calentar su casa. Por este motivo ha buscado una solución alternativa: dormir con su hijo en la misma habitación y, en los días más fríos, no abandonarla bajo ningún concepto.

El caso de Tsitskos no es aislado. Y no hablamos sólo de los ancianos del lugar. En muchas ciudades del país se han organizado colectas para tratar de pagar sistemas de calefacción en los colegios de Primaria, por ejemplo. Y cierta resonancia mediática tuvo el caso, en invierno del año pasado, de un crío que acudía a clase en pantalones cortos porque su familia no podía afrontar el pago de ropa de invierno. Otra posibilidad es cambiar de materia prima. Lo cuenta, de nuevo, Bloomberg: cada vez se importa más madera procedente de Bulgaria.

Las medidas de austeridad que sufre el país desde que recibiese el primer rescate financiero, valorado en 110.000 millones de euros y enviado en mayo del 2010, cuando el socialista Yorgos Papandreu gobernaba Grecia, han agravado la situación. Muchas de estas reformas han ido destinadas a recortar salarios y aumentar los impuestos. Una ecuación difícil de compaginar con la subida del precio de este tipo de combustible en el país, que según los datos de la Agencia Internacional de Energía asciende en 2012 hasta los 1.266 euros por cada 1.000 litros. En Nueva York esta misma cantidad cuesta 790 euros.

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