Deutsche Bank caía esta mañana más de un 3% en la Bolsa de Fráncfort después de que la entidad anunciase que su libro de cuentas en el cuarto trimestre del año se va a ver severamente afectado por diferentes motivos, entre los cuales destaca un aumento imprevisto de los costes de la reestructuración que está llevando a cabo la entidad.
El principal banco alemán se enfrenta a una batería de problemas legales y técnicos que están golpeando su línea de flotación a ambos lados del Atlántico. El presidente financiero de la entidad, Stefan Krause, tuvo que advertir ayer a los analistas a través de una ‘conference call’ que, además de ese aumento de los costes de reestructuración, la entidad aún no ha podido asumir del todo la compra del Deutsche Postbank. También está en pleno proceso de cambio en su sistema de transacciones bancarias en Holanda.
La advertencia de Krause, que llegó a reconocer que la entidad podría entrar en pérdidas, no ha tenido que esperar demasiado para ver la reacción del mercado. Mientras la Bolsa de Fráncfort registraba su caída en picado este viernes la agencia Bloomberg dedicaba a Deutsche Bank un reportaje sobre la caída, asimismo, de su prestigio como marca bancaria debido a todas estas cuestiones.
La mayoría de los analistas citados por The Wall Street Journal consideraban, hasta este aviso, que el banco germano ingresaría en el cuarto trimestre del año entre los 500 millones de euros y los 600 millones de euros. El año pasado esta cifra se quedó en los 147 millones de euros.
La comparecencia de Krause sucede poco después de conocerse que cuatro de los cinco empleados del banco arrestados esta semana por blanqueo de dinero u obstrucción a la justicia, en relación con un plan de comercio de derechos de emisiones de carbono, permanecerán finalmente en prisión.
