El presidente del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker, aterrizará mañana en Atenas para evaluar la situación del país y entrevistarse con el primer ministro heleno, el conservador Antonis Samarás. Esta visita sigue a la que realizó el pasado mes de julio el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso.
La llegada de Juncker es clave para la clase política helena que busca más oxígeno procedente de Alemania (a través, siempre, de Bruselas). De hecho este viernes Samarás -que asumió el cargo en junio tras vencer en las elecciones legislativas griegas- se entrevistará en Berlín con la canciller alemana, Angela Merkel. El sábado lo hará en París con el presidente francés, François Hollande.
Lo que busca el primer ministro griego es obtener de sus socios de la zona del euro una flexibilización de las medidas de austeridad impuestas a su país por sus acreedores. Juncker abordará este asunto, pero la que tiene que decidir sobre él en última instancia es, como de costumbre, Merkel. Y la canciller no parece muy dispuesta a ceder más, según han apuntado fuentes de su Gobierno en los últimos días.
En cuanto a Hollande, éste podría ser un poderoso aliado de Samarás, pues en París sí parecen más dispuestos a tratar con mano izquierda la crisis del país mediterráneo.
El primer ministro conservador busca en estas reuniones demostrar a sus socios europeos que Grecia está determinada a llevar a cabo el ajuste presupuestario exigido por la Unión Europea (UE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI), y obtener al mismo tiempo una prórroga de dos años, hasta 2016, para alcanzar el equilibrio presupuestario, en principio previsto para 2014.
Para ello, Samaras, acompañado por su ministro de Finanzas, Yannis Sturnaras, presentará a los socios europeos las «grandes líneas» de las nuevas medidas de ahorro, de 11.500 millones de euros para 2013 y 2014.
