Los últimos datos cerrados del Banco Internacional de Pagos (BIS, por sus siglas en inglés), sobre la exposición crediticia de los bancos europeos ponen número a una realidad que ya era conocida. Los bancos alemanes captaron entre enero y marzo de este año 239.200 millones en dinero nuevo, gracias, entre otras cosas, a la fuga de capitales de los países del Sur de la Eurozona.
Las entidades financieras germanas han consolidado con claridad su posición ante los inversores internacionales como último refugio seguro ante una eventual ruptura del euro. Justo lo contrario que sucede en Italia, Irlanda, Grecia, Portugal y España donde la banca aumenta paulatinamente su descrédito.
En el primer trimestre del año la fuga de capitales afectó principalmente a Irlanda, cuyos bancos perdieron 54.600 millones de dólares en ese periodo, la segunda posición en esta lista tan poco ‘honorable’ corresponde a Grecia con 27.700 millones, luego iría España con 27.000, Italia con 14.800 y Portugal con 12.600.
La tendencia al traslado de capitales no es exclusiva de Europa, según el BIS, aunque se ha concentrado mucho más en el Viejo Continente en los últimos meses, lo que pone de manifiesto que las dudas sobre la viabilidad del euro a medio plazo siguen al alza.







