El escándalo financiero que se ha gestado, durante años, en torno a la manipulación del Líbor (el tipo de interés interbancario británico) no termina en Barclays. Según las últimas investigaciones, todo apunta a que éste ya se ha extendido a otras entidades europeas. A saber: el también británico HSBC, el alemán Deutsche Bank y los franceses Société Générale y Crédit Agricole.
Los reguladores internacionales cuentan con información que inculpa a muchos ‘traders’ de diversos bancos que manipularon, en secreto y en sintonía con sus colegas de Barclays, el tipo de cambio entre los años 2005 y 2009. Según la conveniencia, éste se alteraba al alza o a la baja para cuadrar los beneficios en las operaciones. La estafa es multimillonaria y ya se ha llevado por delante la cabeza de Bob Diamond, ahora ex consejero delegado de la entidad británica, y a la mayor parte de su equipo directivo.
Este escándalo se expande en un momento delicado. HSBC ha sido recientemente acusado por el Senado de EEUU de ayudar al narcotráfico mexicano a lavar dinero. Mientras, uno de los grandes bancos estadounidenses, JP Morgan Chase, ha reportado pérdidas masivas por no haber valorado con la suficiente prudencia el riesgo en varias operaciones relacionadas con derivados. Y en el Reino Unido, desde Barclays se ha insinuado que la manipulación del Líbor se realizó por recomendación de las autoridades británicas, que no querían ni imaginar cómo sería explicar al consumidor que tras el rescate del Royal Bank of Scotland (RBS) y el de Lloyds, llegaba un tercero.
Además, todo el asunto del Líbor ha generado que las dudas que circulan en torno a la transparencia del sector financiero internacional vuelvan a cobrar especial relevancia. Y con esa inercia, estas dudas se han trasladado de nuevo a otros mercados ya de por sí bastante opacos, como es el caso del que aloja a los seguros contra el impago de la deuda (CDS, por sus siglas en inglés).
