El último presupuesto del Estado francés elaborado por el Ejecutivo de Nicolas Sarkozy fue demasiado optimista. Al menos, según los actuales responsables económicos galos que han admitido una caída de los ingresos fiscales de 10.000 millones de euros en el primer semestre del año.
La anémica recaudación es consecuencia de la debilidad del crecimiento económico, según han admitido hoy a la agencia Dow Jones, fuentes del entorno del actual presidente francés, François Hollande que también reconocen las dificultades que existen para cumplir el objetivo de déficit de este año, situado en el 4,5%.
Con los datos actuales, serían necesarios recortes adicionales para llegar a esta cifra. Una posibilidad que el actual Gobierno galo no parece contemplar. De hecho, por el momento, Hollande no ha sido concreto con respecto a este asunto y sólo ha asumido públicamente el objetivo de llegar al equilibrio presupuestario al final de su mandato.
Las dificultades de Francia abren la puerta en una pausa en el ritmo de recortes impuesto por Berlín y Bruselas en los últimos tiempos. Un respiro que, de producirse, podría beneficiar también a otros países con problemas como España o Italia.
