Los analistas esperan un nuevo recorte de los tipos de interés por parte del Banco Central de Brasil, que podría bajar del 9% al 8,5% por los datos publicados del Índice de Precios al Consumo que marcan una tendencia de inflación moderada.
A pesar de haber sido el mes de abril, cuando se ha registrado un mayor aumento de los últimos 12 meses (0,64%), el indicador interanual dice que la inflación es menor que hace un año y se sitúa en el 5,10%.
De confirmarse esas cifras, el gobierno logrará la previsión del 4,5% en el alza de los precios que se había marcado, con un techo en sus estimaciones del 6,5%. Gracias a ese moderado encarecimiento de los productos, Dilma cambiará los tipos de interés que usa el regulador financiero del país.
Rousseff está dispuesta a todo con tal de sostener el crecimiento económico de su país que no termina de despegar en lo que va de año. Por ese motivo, cree que facilitando el créditos a las familias, ayudará a su economía. Además de la bajadas de tipos para estimular los créditos, Rousseff tiene otra arma muy poderosa para ello: dos bancos controlados por el Estado.
Estas entidades bancarias son Banco do Brasil y la Caixa Económica Federal. El plan de la mandataria, según un informe de Credit Suisse es que estas entidades públicas reduzcan los tipos de interés que pagan para forzar a la competencia a que haga lo mismo con sus créditos. El movimiento, sin embargo, podría suponer una voluminosa reducción del beneficio neto de las compañías financieras privadas.