La caída en picado de las ventas de automóviles en Europa empieza a afectar a la propia Alemania. La empresa estadounidense General Motors busca fórmulas para reducir sus costes de fabricación en las plantas de Opel de aquel país e incluso se plantea cerrarlas, a pesar de haberse comprometido a mantener sus fábricas abiertas en el país teutón hasta 2014.
Pero, para hacerlo tiene que reducir su capacidad de producción un 30%. Eso supone otra ronda de despidos en una empresa que ya ha prescindido de casi un 60% de la plantilla total que llegó a tener en el país.
La empresa estadounidense, sin embargo, lleva ya 12 ejercicios consecutivos de pérdidas en sus operaciones europeas. Y la tendencia no parece tener visos de revertirse. En 2011, las pérdidas ascendieron a 747 millones de euros.
En algunas zonas, como la ciudad de Bochum, las dificultades de Opel han elevado la tasa de paro hasta el 10%, muy por encima de la media del país, que se sitúa, levemente por encima del 7%. El área ha padecido además otros cierres relacionados con la debilidad del consumo en la Eurozona , como el llevado a cabo por Nokia en 2008.