El viernes comparecían ante el Congreso de los EEUU el presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, y el secretario del Tesoro de los EEUU, Tim Geithner, con un mensaje unificado: se necesita una mayor supervisión del sector financiero para evitar nuevas crisis como la que azota los mercados.
A la entrada de la Cámara baja, el secretario del Tesoro anticipaba que su testimonio ante la Comisión de Servicios Financieros versaría sobre la necesidad de una mayor regulación bancaria, y que estaba dispuesto a trabajar junto a los legisladores para conseguirlo.
El discurso preparado por Bernanke también se manifestaba en este sentido, y reclamaba la responsabilidad regulatoria sobre los bancos de EEUU.
> Tendrán que superar la oposición de los demócratas contrarios a esta medida, organizados en torno a Barney Frank, uno de los demócratas más poderosos en el seno del partido, que se encuentra al mando de la Comisión de Servicios Financieros en el Congreso.
Frank ya expresó hace un mes su profundo rechazo a establecer a la Fed como el supervisor bancario con plenos poderes, ya que duda de la capacidad de este organismo para hacer frente a estas nuevas atribuciones. Además, el presidente del Comité Bancario del Senado, Christopher Dodd, afirmó que otorgar poder a la Reserva Federal para regular las compañías es una amenaza para la estabilidad financiera.
Las críticas de estos demócratas al organismo que preside Ben Bernanke están centradas en que la Fed no fue capaz de detener la crisis financiera, y de hecho contribuyó a alimentarla. Los observadores financieros culpan a la política de total permisividad con los mercados financieros del anterior presidente de la Fed, Alan Greenspan, del desaguisado que se ha producido en las finanzas de todo el mundo. Su sucesor Bernanke, según los expertos, no habría hecho nada por cambiar esta política de no intervención y, de hecho, su carrera en el organismo emisor del dólar comenzó durante el mandato de Greenspan al frente del banco central de EEUU.
