Mario Draghi, como presidente del Banco Central Europeo (BCE), concedió un préstamo de 500.000 millones de euros a tres años y a un 1% de interés a los bancos de la región el pasado mes de diciembre. Y piensa repetir esta operación en unos días. Contra el optimismo de los expertos ante esta medida, el Bundesbank advierte que semejantes inyecciones se pueden volver en contra.
El presidente del Banco Central de Alemania (más conocido como Bundesbank), Jens Weidmann, ha explicado que Draghi ha sido «demasiado generoso» en sus concesiones a los bancos, y que todo este dinero «podría suponer un mayor riesgo» para el sector. ¿De qué manera? Pues animando a las entidades a cerrar con él operaciones tentadoras -y arriesgadas- para generar beneficio.
Las declaraciones de Weidmann sugieren que las tensiones en el consejo del BCE, formado por 23 banqueros, parecen aflorar conforme Draghi se acomoda en su asiento. El italiano sucedió el pasado mes de octubre a Jean-Claude Trichet al frente de la autoridad monetaria europea. En un principio, el sucesor de Trichet iba a ser el alemán Axel Weber, pero éste retiró sus aspiraciones unos meses antes de verano por razones desconocidas. Por este y otros motivos, Draghi nunca ha sido bien visto en Alemania.
No obstante, el dinero que inyectó el BCE servirá para, entre otras cosas, asegurar que los bancos de los países periféricos se hagan con deuda de esos mismos países periféricos. Los expertos consultados por EL BOLETÍN, entre los que se encuentra el analista de un potente banco de inversión y un ejecutivo de Fitch Ratings, creen que de este modo países como España e Italia podrán financiarse en los mercados sin muchos problemas a pesar de la ausencia de inversores extranjeros en sus subastas.
Por su parte, el ministro de Finanzas polaco, Jan Vincent Rostowski, ha dicho que las últimas medidas adoptadas por el BCE suponen la principal razón para la estabilidad que desde hace unos días se respira en el Viejo Continente.
