Las empresas europeas no se atreven a salir a los mercados

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Las empresas europeas no se atreven a salir a los mercados

La extraña y complicada coyuntura que sacude a los mercados secundarios de deuda soberana, y en particular a los europeos, han metido el miedo en el cuerpo a las empresas. Por este motivo, en este mes de agosto no se ha registrado ninguna emisión de deuda corporativa de compañías no financieras (es decir, que no sean bancos ni aseguradoras).

Según los datos recopilados por la agencia Bloomberg, que cita a su vez una fuente de Bank of America Merrill Lynch, los costes de financiación impuestos por el mercado para las empresas que decidan salir a los mercados en busca de liquidez han subido en las últimas semanas un 40%. La agencia refleja que el diferencial entre la deuda corporativa y la soberana ha ascendido hasta los 186 puntos básicos, la cifra más alta en los últimos 30 meses, desde los 134 registrados a finales de julio.

Los expertos ven reflejado en esta subida de precio para las empresas el miedo de los inversores, afectados por la enorme volatilidad que afecta a algunas deudas europeas como la italiana, la española o la griega. Que a su vez se han visto sacudidas por la especulación que rodea a la recuperación de la zona del euro, que se ha ralentizado en el segundo trimestre del año, añadiendo dudas al proceso.

Los bonos a diez años -principal referencia de la deuda de un país- de España e Italia ascendieron a principios de este mes hasta los 400 puntos básicos (y llegaron a tocar el 6,2% de rentabilidad), un récord histórico que obligó a intervenir al Banco Central Europeo (BCE), que se lanzó el pasado 8 de agosto a comprar bonos de estos dos países para suavizar la presión de los mercados. En el caso de Grecia, tras unos días ofreciendo una rentabilidad del 15%, en la última semana esta cifra se ha vuelto a situar en el 18%, poniendo en un compromiso al Gobierno que lidera el socialista Yorgos Papandreou.

La última compañía de carácter no financiero que salió al mercado fue la automovilística BMW AG el pasado 22 de julio. Logró recaudar 1.000 millones de euros en una subasta de bonos que vencen en 2018. El problema, según opinan algunos gestores de fondos de inversión, no es la falta de dinero. Los inversores tienen liquidez para invertir en deuda corporativa, pero exigen una alta rentabilidad ante la incertidumbre que gobierna los mercados en este sentido. Sobre todo en las subastas de bonos que venzan en un plazo mayor al de dos años. El largo plazo es complicado de predecir, y de ahí la desconfianza.

Estos expertos vaticinan un retorno a las emisiones corporativas prudente. Quizá hasta la segunda semana de septiembre no se vea ninguna emisión, pues nadie quiere ser el primero en abrir la puerta y salir a otear el ambiente.

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