Sin eurobonos, la crisis de deuda alcanzará Alemania

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Sin eurobonos, la crisis de deuda alcanzará Alemania

La canciller de Alemania, Angela Merkel, ha decidido ignorar el coro de voces de cierto renombre que se han elevado en los últimos días dentro de su propio país advirtiendo del peligro que supone seguir con una política de castigo hacia los miembros de la zona del euro más débiles. Una de estas voces es Anton Boerner, el presidente de una de las patronales más influyentes de Alemania: la asociación de exportadores alemanes (BGA).

Al mismo tiempo que Merkel, en presencia del mandatario galo Nicolas Sarkozy, rechazaba este martes la posibilidad de emitir eurobonos, Boerner aseguraba a EL BOLETÍN en una conversación telefónica que sin estos productos financieros, Alemania se verá afectada de lleno por la crisis de deuda después de que ésta se haga cargo primero de Italia y luego de Francia. Y después, con el motor económico de la región en dificultades, ¿qué nos espera? Nada menos que una «recesión global».

Los eurobonos son una herramienta financiera que podría detener parcialmente la crisis de deuda de la zona del euro, según algunos expertos entre los que se encuentra el propio Boerner. De aprobarse la emisión de estos productos, la medida equivaldría a mutualizar la deuda de todos los países de la zona euro y eliminar de este modo las tasas de interés propias de cada Estado.

Pero, como ya sucedió con los planes de rescate enviados a Grecia, Irlanda y Portugal en el último año y medio, en Alemania este tipo de medidas de salvamento y apoyo a los países más débiles del euro no cuentan con ninguna simpatía. Algo de lo que es plenamente consciente Merkel, que sufre una crisis de popularidad severa desde que aprobó el envío de las primeras ayudas desde Bruselas a Atenas, en mayo del año pasado. Buena parte de esa factura, y de otras que han llegado después, la ha tenido que asumir por cuestiones de tamaño Berlín. En definitiva, el contribuyente teutón.

«El problema es que toda esa gente [que no apoya los planes de rescate a Grecia y otras medidas similares] no entiende el mundo globalizado. No entiende que Alemania no está sola y que depende de su entorno», explica el presidente de la BGA. «Si la crisis de deuda se asienta en Italia y el país se derrumba, la factura que los alemanes tendrán que pagar será muchísimo más alta que el coste que suponen ahora los eurobonos», argumentó Boerner.

Los mercados ya han dado el primer toque de atención al país que preside Silvio Berlusconi cuando la rentabilidad de los bonos a diez años superó a principios de mes el 6,2%, obligando, por un lado, al Gobierno del país a aprobar en cuestión de días planes de ajuste de gran calado, y, por el otro, al Banco Central Europeo (BCE) a comprar 22.000 millones de euros en deuda italiana (y española) durante la última semana para tratar de calmar los ánimos. Algo que, de momento, ha conseguido.

No obstante Boerner matiza un par de puntos a la hora de construir su defensa de esta medida. En primer lugar, que hay que tener claro que «los eurobonos no son una solución definitiva, simplemente un importante toque de atención a los mercados». «Los políticos deben mostrar disciplina y plantarse frente a la cada vez más intensa desconfianza imperante; decir que están ahí y que están dispuestos a poner orden», subraya. En segundo lugar, que la emisión de esta herramienta financiera debe estar sujeta a «estrictas condiciones» como la reducción del déficit por parte del país que la solicite, la modernización de las administraciones públicas y la creación de un mercado laboral más flexible que, a su vez, también apueste por una mano de obra más especializada. Para España, este último punto sería el más difícil de cumplir.

La BGA no es la única patronal que se ha posicionado a favor de la emisión de estos productos. El presidente de la asociación de comercio para las pymes alemanas (BVMW), Mario Ohoven, ha secundado la opinión de Boerner y ha apuntado que los eurobonos podrían conllevar garantías de algún tipo que protegiesen la solvencia y el rating de Alemania en los mercados y evitasen de este modo un posible contagio (aunque en teoría los eurobonos están ideados precisamente para zanjar de una vez por todas el riesgo de contagio que sufren las deudas del Viejo Continente). Este periódico ha tratado de contactar con Ohoven para que explicase con mayor profundidad esta condición, pero al cierre de esta edición el portavoz de BVMW no había devuelto la llamada.

También el líder socialdemócrata, Sigmar Gabriel, ha declarado recientemente que está a favor de que los países de Europa puedan recaudar hasta un 60% de sus costes de financiación utilizando eurobonos. Claro que, como Boerner, ha impuesto condiciones: que los países que utilicen este recurso cedan parte de su soberanía en el aspecto económico. Para algunos analistas políticos, Gabriel es un claro candidato a presidir Alemania después de las próximas elecciones generales.

Este coro de voces favorable a los eurobonos coincide con un estancamiento de la economía alemana, según los últimos datos publicados por la agencia de estadísticas del país centroeuropeo (Destatis) en relación al segundo trimestre del año. Durante este período Alemania creció un 0,1% en relación a los primeros tres meses de 2011, una cifra que se queda por debajo de las expectativas del mercado y que ha levantado ciertas alarmas. Según los datos, aunque las exportaciones se han mantenido a buen ritmo, el incremento de las importaciones ha sido uno de los factores clave para ralentizar el crecimiento alemán. En la BGA, sin embargo, no están de acuerdo: «Es cierto que las importaciones han crecido bastante, pero eso no es negativo y de hecho todavía podríamos importar más», explicó Boerner.

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