Tras varios meses de atención diplomática puesta en China, el presidente de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva, parece que ha obtenido sus frutos, dado que el Banco de Desarrollo de China (BDC) aseguró esta semana que financiará, a partir del año 2010, proyectos de infraestuctura en el país carioca. Parece que este acuerdo entre el gobierno y la entidad asiática es el complemento necesario para impulsar las medidas que Lula ya había decidido adoptar en materia económica.
El Banco de Desarrollo de China ha anunciado que el próximo año 2010 abrirá una sede en el país carioca para financiar proyectos de infraestructuras portuarias, así como dar préstamos a empresas siderúrgicas y energéticas. El anuncio se suma a otros proyectos como el apoyo financiero del gigante asiático al Banco de Desarrollo de Brasil y a Petrobras.
China se ha convertido así durante este año en el principal socio comercial de Brasil, superando a EEUU. Los bancos centrales de ambos países se encuentran actualmente inmersos en el estudio de las posibilidades para reducir su dependencia del dólar como divisa de referencia en el comercio bilateral.
Pero salta a la vista que en la relación entre ambas naciones hay algo más que simple complicidad. Lula ha buscado por todos los medios en el gigante asiático financiación para sus proyectos petroleros. Y lo consiguió este mismo año con el préstamo de 10.000 millones de dólares a Petrobras.