Goldman Sachs, más cerca de conseguir un pleno en los organismos económicos internacionales

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Goldman Sachs, más cerca de conseguir un pleno en los organismos económicos internacionales

Poco después de conocerse la renuncia del hasta ahora director gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Dominique Strauss-Kahn, cuatro días después de ser arrestado por un supuesto intento de violación, han surgido las primeras voces descaradas que ya apuntan a un posible movimiento de la banca de inversión -y en especial de Goldman Sachs- para desplazar al directivo francés y posicionar al frente de este organismo a uno de sus productos poco después de haber logrado además el control del Banco Central Europeo (BCE).

Los argumentos son varios. El primero es que la banca de inversión, y en especial la entidad más rentable de Wall Street, aún tienen cuentas pendientes con la sociedad. Los sueldos de los banqueros siguen despertando mucha polémica y tanto en Bruselas como en Washington existen proyectos para regular parte de sus actividades financieras. En concreto, las que conciernen a los activos arriesgados.

Por ese motivo en algunos círculos económicos no se sigue con tanta expectativa de qué nacionalidad será el próximo presidente del FMI (aunque la tradición impuesta en 1945 señala que debe ser un europeo ahora las potencias emergentes piden paso y han presentado a varios candidatos) sino de dónde procede dentro del entramado financiero. Una de las figuras que se sigue con más atención es la del canadiense Mark Carney, gobernador del Banco Central de ese país, y que ha trabajado durante 13 años para Goldman Sachs.

También se apunta al nombre de Christine Lagarde, la actual ministra de Finanzas gala. Lagarde, que está actualmente siendo investigada por la Justicia gala a causa de un supuesto abuso de autoridad a favor de un multimillonario francés (Bernard Tapie, de dudosa reputación), fue una de las personas que pidió prudencia a la hora de atacar a Goldman Sachs cuando el banco de inversión estadounidense fue acusado, en diciembre de 2009, de haber ayudado al Gobierno de Atenas a maquillar sus cuentas para pasar así de forma satisfactoria los exámenes de Bruselas.

También desde Europa se ha hablado de Gordown Brown, el ex primer ministro socialista británico. Brown fue el que evitó, tras contactar con el presidente José Luis Rodríguez Zapatero, que en aquel entonces presidía la Unión Europea (UE), que se aprobase una normativa más dura contra la especulación financiera (que nutre, según los últimos datos presentados por bancos de la talla de Citigroup, una parte destacada del negocio de este tipo de entidades) en el Viejo Continente.

El candidato al que todos apuntan como favorito si se elige a una persona proveniente de los países emergentes sería el ex ministro de Economía turco y actual director del programa de Desarrollo Económico Global para el think-tank estadounidense Brookings Institution. Pero en la carrera también está el ex ministro de Finanzas sudafricano Trevor Manuel.

En cualquier caso, y de ser ciertos estos comentarios sobre un movimiento por parte de Goldman Sachs para situar a un hombre cercano al frente del FMI, el banco de inversión estaría muy cerca de lograr haber copado las principales instituciones económicas del mundo. El BCE ya tiene un futuro presidente: el actual gobernador del Banco de Italia, Mario Draghi, ex empleado de Goldman Sachs entre 2002 y 2006. Y el Secretario del Tesoro de EEUU es Timothy Geithner; también un antiguo colaborador de esta institución.

Lo cierto es que entre Goldman Sachs y el FMI habían surgido algunos conflictos durante los años en los que Strauss-Kahn ha estado a la cabeza de la institución. Por ejemplo, el pasado mes de enero el Gobierno de Ghana pidió al banco estadounidense un préstamo para desarrollar parte de las infraestructuras del país. Las autoridades del país africano tuvieron no obstante que consultar al FMI este préstamo y Strauss-Kahn puso complicaciones para que se realizara la operación.

Además, el ex director gerente ha cargado en varias ocasiones contra los paraísos fiscales, al acusarlos de ser responsables en buena parte de la crisis financiero que se agudizó en septiembre de 2008, tras la quiebra del gigante Lehman Brothers.

Las teorías que hablan de una venganza por parte de Wall Street han comparado además este caso con el de Eliot Spitzer. Spitzer fue fiscal general de Nueva York a principios de la década pasada, y se ganó la simpatía de los neoyorquinos investigando a gigantes del entramado financiero de EEUU, como Enron. Poco después Spitzer fue elegido gobernador de la ciudad, aunque en 2008 cayó en desgracia y se vio forzado a dimitir tras destaparse un escándalo relacionado con el mundo de la prostitución.

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