Los especuladores quieren trasladar la crisis de deuda a EEUU

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Los especuladores quieren trasladar la crisis de deuda a EEUU

Un año y medio después de comenzar a sembrar el pánico en la zona del euro, los especuladores financieros parecen querer buscar otros territorios en los que crear confusión para lograr llevar a cabo negocios rentables. Todo apunta a que el siguiente destino de los hedge funds será el mercado de deuda estadounidense, a juzgar por el entusiasmo con el que esta industria ha acogido las previsiones de algunos multimillonarios, que recomiendan al Tesoro de EEUU anunciar una quiebra técnica en el corto plazo.

«Una crisis financiera igual o más grave que la acontecida en 2008 sucederá si nos seguimos comportando de la manera en la que lo hacemos», ha asegurado en una entrevista a The Wall Street Journal el gurú Stanley Druckenmiller, actual filántropo y antiguo colaborador del especulador húngaro George Soros -también multimillonario- cuando éste logró situar al borde de la quiebra al Banco de Inglaterra, en 1992.

Para Druckenmiller, las autoridades estadounidenses han descuidado totalmente el gasto público y las cifras de endeudamiento, que ya alcanzan los 14,3 billones de dólares (alrededor de 10,14 billones de euros; el PIB de España apenas supera el billón de euros). Y la solución pasa porque el Tesoro anuncie una quiebra técnica que retrase los pagos de las rentabilidades durante un pequeño espacio de tiempo, según este experto. Una postura que varios gestores de hedge funds consultados por EL BOLETÍN han acogido de buen grado, recomendando a sus diversos contactos tomarla en serio.

«Creo que una quiebra técnica es horrible, pero no creo que vaya a suponer el fin del mundo, no va a ser una catástrofe», explica el inversor citado por el rotativo estadounidense, que ya no cuenta con clientes y se dedica a gestionar su propia fortuna personal (valorada en 2.500 millones de dólares, o 1.770 millones de euros, según la revista Forbes), de la que una buena parte se encuentra invertida en bonos soberanos de EEUU. «Lo que sí creo que puede ser una auténtica catástrofe es no resolver el verdadero problema», argumenta refiriéndose al enorme déficit que acumula Washington, y que ya ha sido señalado recientemente como un problema por el Gobierno de Pekín cuando, la semana pasada, las autoridades chinas se reunieron con el secretario del Tesoro, Tim Geithner, para analizar las relaciones comerciales entre ambos países.

Druckenmiller explica que existen dos opciones para Geithner. La primera es retrasar el pago de las rentabilidades que acumulan los bonos durante un par de semanas. «Puede que se retrase unos días, pero sé que finalmente voy a cobrar esa cantidad y que, si en ese breve paréntesis se llevan a cabo las medidas adecuadas para reducir el gasto, los vencimientos planeados para los próximos diez años se verán reforzados», asegura el experto. La segunda opción es pagar a tiempo y seguir acumulando «billones de dólares de deuda para lograr alcanzar una situación como la de Grecia en seis o siete años». «Yo, como tenedor de bonos del Tesoro, lo tengo claro: dame la primera opción», declara.

El negocio de los especuladores financieros en el Viejo Continente comenzó cuando empezaron a argumentar, hace más de un año, que las autoridades de Grecia debían anunciar una quiebra técnica (o reestructuración) para solucionar su crisis financiera y recuperar, con el paso del tiempo, la confianza de los mercados internacionales. Estas informaciones espantaron a los inversores y la volatilidad se convirtió en la principal protagonista dentro de los mercados de deuda emitida por los países de la zona del euro, afectando gravemente también a Irlanda y Portugal.

Tanto Atenas como Dublín, y también Lisboa, han solicitado en los últimos 12 meses rescates financieros. Esta semana se estudia en Bruselas ampliar la cantidad enviada a la capital helena en mayo de 2010, valorada inicialmente en 110.000 millones de euros. También está pendiente de aprobación la ayuda solicitada por Portugal, valorada en 80.000 millones de euros. Por su parte el Tigre Celta ya recibió, el pasado mes de noviembre, un paquete de 85.000 millones de euros.

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