Trump asesta un golpe casi definitivo al aparato republicano

Primarias EEUU

Trump asesta un golpe casi definitivo al aparato republicano

Donald Trump, precandidato republicano a la Presidencia de Estados Unidos

Tras imponerse ayer con más del 50% de los votos en los cinco estados, su candidatura vuelve a parecer tan inevitable como la de Clinton entre los demócratas Una noche más el neoyorquino Donald Trump propinó un fuerte revés al aparato republicano. Pareciese en esta campaña de primarias, que cuánto mayores son los esfuerzos de los jerarcas del partido del elefante, mejores son los resultados del magnate.

Algo que no resulta del todo extraño si tenemos en cuenta el tono anti ‘stablishment’ en el que Trump ha fundamentado su éxito capitalizando el descontento de parte de la clase blanca trabajadora estadounidense ante fenómenos propios de la globalización, como la deslocalización empresarial o la mayor diversidad racial y religiosa de nuestras sociedades.

Pero sobre todo, resulta comprensible si se tiene en cuenta la desastrosa forma en que en su partido ha intentado plantarle cara; es decir, coordinándose tarde, mal y nunca. El último ejemplo de la cual fue la vacilante ‘entente cordiale’ entre Kasich y Cruz de la que hablamos ayer.

También aventurábamos ayer que el multimillonario se haría con la victoria en los cinco estados en que se celebraban primarias: Pennsylvania, Maryland, Delaware, Connecticut y Rhode Island. Y así fue, pero, sin alianza rival de por medio que valiese, lo hizo incluso con mayor margen del esperado.

Tanto es así que, dada la acumulación de victorias y los diferenciales de anoche, se podría decir que la de ayer fue su mejor jornada electoral. Y eso que hace tan sólo dos semanas, después de una serie de incidentes como la detención por agresión de su jefe de campaña, se hablaba de que su candidatura podría haber llegado por fin al punto de inflexión a partir del cual ya sólo le quedaba descender.

De esta forma, Trump consiguió imponerse en Pennsylvania, Maryland, Delaware, Connecticut y Rhode Island con un 57%, 54%, 61%, 58% y 64% de los votos, respectivamente. A continuación, los resultados del gobernador de Ohio, John Kasich con un 19%, 23%, 20%, 28% y 24%; mientras que el segundo favorito en las primarias republicanas, el senador por Texas, Ted Cruz tan sólo consiguió llegar en segundo lugar en Pennsylvania con un 22% de los votos.

Pero dada la magnitud de la victoria de Trump y el sistema de reparto de delegados de los republicanos, que frente a la estricta proporcionalidad demócrata prima al ganador en la mayoría de sus estados, las posiciones de anoche tampoco importaron mucho. Salvo la de Trump, claro, ya que consiguió anotarse la práctica totalidad de los delegados.

Así las cosas Trump aumentó su ventaja en delegados frente a Cruz hasta más allá de 400, según los cálculos de AP. Pero lo verdaderamente importante es que su camino a los 1.237 para así evitar la ‘convención dividida’; de repente, ha vuelto a parecer más que factible.

Hasta anoche se contaba que su camino hasta esa ‘cifra mágica’ de 1.237 delegados pasaba inevitablemente por lograr una victoria la semana que viene en Indiana. Sin embargo, dados los márgenes que consiguió ayer, Trump incluso podría permitirse perder en dicho estado siempre y cuando consiguiese imponerse en California en la jornada final del 7 de junio con una contundencia que se daba por descartada; pero que vista su tendencia al alza, ahora parece incluso probable.

Primarias demócratas

Mientras tanto, en el lado demócrata, la exsecretaria de Estado, Hillary Clinton, aumentó aún más su ventaja sobre Bernie Sanders. Si bien, al menos en las primarias del partido del burro, el senador por Vermont, con el 55% de los votos en Rhode Island, consiguió anotarse una victoria, ya, eso sí, poco más que testimonial.

No en vano, Clinton consiguió imponerse en Connecticut, Pennsylvania, Maryland, Delaware con el 52%, 56%, 63% y 60%, respectivamente, con lo que según los cálculos de AP habría conseguido por primera vez situar la ventaja sobre Sanders en más de 300 delegados, sin contar a los conocidos como superdelegados. En concreto, la exsecretaría de Estado acumularía 1.650 frente a los 1.348 de Sanders.

Como consecuencia, el senador por Vermont necesitaría obtener en las primarias que aún quedan por celebrase hasta un 64% de los votos. Un panorama que se presenta como prácticamente imposible, tanto porque no es, ni mucho menos, lo que auguran las encuestas; como porque Sanders sólo ha logrado esos porcentajes en ocasiones muy puntuales como, por ejemplo, en el estado en que es Gobernador o en las primarias del 26 de marzo en Washington, Hawaii y Alaska.

Y, precisamente, en su ‘speech’ de anoche, el senador por Vermont pareció más consciente de ello que nunca al señalar como objetivo principal de su campaña «configurar una candidatura con las mayores probabilidades de atraer a votantes independientes».

Es decir, ya no ganar; sino influir a Clinton para que incorpore en su agenda temas y personalidades políticas características de la ‘plataforma’ progresista de Sanders, que tan eficiente se ha mostrado a la hora de atraer a nuevos votantes. E incluso a la hora de competir con Trump por la atracción de los votantes desencantados con el rumbo económico del país.

Y en esa dirección, en la de la batalla contra Trump, es hacia la que también se encamina cada vez más directamente la campaña de Clinton. Así, la exsecretaria de Estado centró anoche casi todas las ‘balas’ de su discurso de la victoria contra el magnate neoyorquino. No en vano, la batalla definitiva por la presidencia está a punto de comenzar una vez sus contendientes ya son casi definitivos.

Más información