Trump utiliza los atentados de Bruselas para volver a agitar los prejuicios raciales

Primarias EEUU

Trump utiliza los atentados de Bruselas para volver a agitar los prejuicios raciales

Donald Trump, precandidato republicano a la Presidencia de Estados Unidos

El favorito a la candidatura republicana se reafirma en su intención de blindar la frontera con México a través de un muro y en poner fin a los viajes sin visa a EE.UU. Mucho se ha escrito en esta campaña de primarias sobre hasta qué punto una victoria en las presidenciales del gran favorito a alzarse con la nominación republicana, Donald Trump, representaría una amenaza para la democracia estadounidense. Esta desconfianza se ha visto animada por las amenazas verbales e incluso físicas que se han producido en sus mítines contra todo aquel que ha osado contrariar al multimillonario, mientras éste, en el mejor de los casos, se ha hecho el distraído, cuando no directamente las ha alentado.

Pero también por diversas manifestaciones de Trump que podrían encuadrarse bajo el ‘odio racial’. Una actitud que, de nuevo, ha venido a confirmar utilizando los atentados que han tenido lugar esta mañana en Bruselas para explotar los miedos y prejuicios frente a las minorías con el objetivo de obtener el poder político. Sin reparos.

En una entrevista en la cadena Fox, el multimillonario ha apuntado al conjunto de los musulmanes como responsables del problema del terrorismo e incluso de que algunos ciudadanos europeos ya no quieran vivir en sus propios países. Algo que, según él, estaría sucediendo en Alemania donde -afirma- «no podrías creer lo que está pasando en las calles».

Una visión cercana a la pureza racial que ha reafirmado en sus redes sociales en las que ha escrito: «¿Recordáis cómo de bonita y segura era Bruselas? Ya no lo es más, es de otro mundo. EE.UU. deber ser inteligente y estar vigilante». El texto implícito sería el de que todo emigración es un mal a evitar.

De esta forma, el candidato republicano se ha reafirmado en su intención de construir un muro que bloquee totalmente el acceso a Estados Unidos a través de la frontera mexicana. Poco parece importarle a Trump que el acceso clandestino de unos potenciales terroristas ‘yihadistas’ a través de dicha vía terrestre no parece que fuese precisamente la que éstos eligirían.

Como tampoco el que los terroristas que han llevado a cabo los últimos atentados en Europa naciesen en su mayoría en suelo ‘autóctono’, al afirmar que piensa poner fin a los viajes a EE.UU. sin solicitud de visa previa y «una fuerte comprobación de la identidad de los viajeros». O que unas horas después, Trump haya matizado sus declaraciones al señalar al programa «CBS This Morning» que no pretendía decir «cerrar las fronteras por completo, sino ser muy cuidadosos. Tenemos que vigilarlas con mucha fuerza y ser muy duros».

Después de todo, su campaña no se basa en propuestas racionales, sino, como no se harta de repetir a voz en grito -o en mayúsculas si se trata de las redes sociales-, en «Hacer a Estados Unidos grande de nuevo». Una declaración de intenciones que puede significar cualquier cosa pero con gran carga emocional y que, según Trump, pasaría por la vía del aislacionismo americano. De vuelta a los tiempos de la ‘doctrina Monroe’ y su «América para los americanos».

En este sentido se explican también las declaraciones de ayer del neoyorquino en una entrevista con «The Washington Post». En ella y en referencia a la OTAN, Trump señaló que «la verdad es que no nos lo podemos permitir más». Unas declaraciones que también hoy ha matizado al señalar a la CNN que mantendría la Alianza Atlántica, pero reduciendo la contribución del país que intenta presidir.

No obstante, Trump ha conseguido así, una vez mas, situarse en su posición de ‘hombre sólo contra el mundo’. Una estrategia que parece estar dando resultado en estas elecciones ante el malestar que gran parte de la población estadounidense está manifestando con los ‘liderazgos más tradicionales’, las elites y el sistema, aunque el neoyorquino no proceda precisamente de sus márgenes.

Así ha conseguido encarnar un relato en el que no tiene rival ya que mientras que su principal rival para la nominación republicana el senador por Texas Ted Cruz, intenta replicar la dureza del neoyorquino no parece dispuesto a llegar tan lejos como Trump.

De esta forma, por un lado, Cruz también utiliza la carta de la guerra cultural y racial; mientras que, por el otro, intenta situarse frente al multimillonario al declarar que “Trump se equivoca cuando dice que deberíamos retirarnos del mundo y abandonar a nuestros aliados”. Un mensaje menos redondo a la hora de apelar al igual que Trump a las más bajas pasiones de sus potenciales electores, del mismo modo que cuando el senador por Texas ha centrado sus declaraciones de hoy en el supuesto «combate contra el islam»; pero, en este caso, a diferencia del neoyorquino, con el matiz no menor de “radical”.

Quizá por ello, el cubano-estadounidense, ha incidido en que, sobre todo, la culpa de todo… la tiene Barack Obama: “Ni siquiera es capaz de nombrar al enemigo, mucho menos de hacer lo necesario para derrotarlo” ha afirmado Cruz.

Tanto es así que, según Cruz, la derrota del terrorismo llegará cuando él llegue a la Presidencia el próximo 20 de febrero poco más o menos y simplemente porque él sí llamará por su nombre al problema: “terrorismo radical islamista”. Argumentaciones de tal calibre quizá también ayuden a entender el éxito electoral de Trump.

Mientras tanto, el tercer candidato en discordia en las primarias republicanas, John Kasich, en un tono muy diferente, ha apostado por reforzar la cooperación con los aliados de Estados Unidos y por la inversión en inteligencia. Un componente de racionalidad que, desde luego, no está siendo el característico de la carrera hacia la presidencia en el partido del elefante.

Quizá por ello, el gobernador de Ohio también ha tenido alguna mención para Obama al que le ha exigido que regrese a Estados Unidos “inmediatamente” desde Cuba para trabajar “con nuestros aliados en una fuerte respuesta contra los enemigos del oeste”. Pero aún así, Kasich ha insistido más en ser la voz de la razón en su partido al señalar que la solución no está en cerrar las fronteras, sino en reforzar la cooperación e inteligencia, en alusión a Trump; y en que “no estamos en guerra con el Islam, sino con el islamismo radial” en alusión a otras declaraciones de Cruz, en las que éste defendía patrullar los vecindarios de mayoría musulmana.

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Un mensaje de moderación que en el día de las primarias de Arizona y Utah se podrá comprobar si rinde sus réditos frente los mensajes de confrontación de Trump y, en menor medida, Cruz. Háganme caso: no apuesten por ello.

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