John McCain impulsa una legislación bancaria más dura en el Senado de EEUU

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John McCain impulsa una legislación bancaria más dura en el Senado de EEUU

Una proposición de ley de una página podría hacer retroceder a la banca estadounidense diez años. Algunos legisladores, tanto republicanos como demócratas, promueven la restauración de algunas secciones de la Ley Glass-Steagall de 1933, que provocaría una ruptura de las entidades financieras como Citigroup al obligarlas a separar sus actividades comerciales de las de inversión. En el grupo de parlamentarios que quieren reglas más duras para el sector financiero destaca John McCain, el candidato republicano a la presidencia de EEUU que fue derrotado hace 13 meses por Barack Obama.

Curiosamente tanto él como la también republicana Maria Cantwell fueron hace una década los patrocinadores de la legislación que barrió los límites de las normas bancarias y permitió el nacimiento de las ‘megaentidades’ financieras ahora cuestionadas. Pero, según una información publicada por Bloomberg, ahora están arrepentidos de aquella acción. Quizá por eso, ambos legisladores propusieron el pasado 16 de diciembre que se impida a los bancos que aceptan depósitos suscribir valores, hacer operaciones con recursos propios, vender instrumentos financieros o poseer empresas de inversión en Bolsa. Pero este proyecto también podría forzar la anulación de los acuerdos consumados durante la crisis financiera, como la adquisición de Merrill Lynch por parte de Bank of America.

Esta propuesta, que algunos sectores financieros han calificado ya como “populista”, trata de evitar futuras crisis financieras y la ira pública que han generado los elevados rescates y las altas primas de los ejecutivos. “El impacto en Wall Street en caso de que esta medida se materialice sería severo”, señala Wayne Abernathy, vicepresidente ejecutivo de la American Bankers Association en declaraciones a Bloomberg en una entrevista telefónica.

Revivir la Ley Glass-Steagall va más allá de los nuevos poderes regulatorios que el presidente Barack Obama ha propuesto para reparar el sistema financiero. También ha desatado un debate entre académicos, reguladores y legisladores sobre si la ley de la era de la Gran Depresión podría haber evitado la crisis económica actual y las venideras.

“Si uno mira lo que pasó, con o sin la Ley Glass-Steagall, no habría habido diferencia”, afirma Rodgin Cohen, presidente de la firma de abogados Sullivan & Cromwell LLP, que representó a distintas partes en más de una docena de operaciones derivadas de la crisis financiera del año pasado, incluyendo el rescate de Bear Stearns, Fannie Mae, Wachovia y AIG.

Cohen cree que la ley no habría salvado del colapso a Bear Stearns o Lehman Brothers, ambos con un negocio puro de banco de inversión. En lugar de dividir los bancos, los reguladores deberían proporcionar una mejor supervisión y requerir mayores exigencias de capital, asegura Cohen.

La propuesta McCain-Cantwell, que ya ha conseguido cuatro patrocinadores, podría ser estudiada por el Comité de Banca del Senado a partir de enero, cuando el presidente de este organismo, Christopher Dodd, y el resto de sus miembros concluyan las negociaciones sobre el proyecto de reforma financiera.

Una iniciativa similar se ha introducido en la Cámara de Representantes de EE.UU. por Maurice Hinchey, demócrata de Nueva York. La Cámara ya aprobó una medida el 11 de diciembre para reformar la regulación financiera.

“El Congreso está en guerra con Wall Street”, dijo el ex gobernador de la Fed, Lyle Gramley, ahora asesor senior en Soleil Securities en Nueva York. “Ellos perciben a Wall Street como la fuente de la crisis financiera y quieren hacer algo para asegurarse de que no ocurra de nuevo”, agregó.
Ya a princios de año, el Grupo de los Treinta, una organización sin fines de lucro compuesta por ex funcionarios del Gobierno y banqueros, incluyendo a Paul Volcker (ex presidente de la Fed) propuso dividir las funciones de la banca para el mejor funcionamiento de la economía.

Pero no todos los ejecutivos de Wall Street están en contra de esta división. “Lo que necesitamos es una Glass-Steagall del siglo XXI» dijo Gerald Rosenfeld, vicepresidente de Rothschild North America Inc. y profesor de derecho económico en la Universidad de Nueva York. Rosenfeld recomienda que los bancos comerciales se regulen como empresas de servicios públicos, mientras que las sociedades de inversión tengan más libertad, siempre y cuando se adhieran a las exigencias de capital. “Lo importante es que tengamos que tener una estructura financiera que impida que el contagio se progague cuando se produzcan pérdidas en los negocios de mayor riesgo”.

Sin embargo, restaurar la Ley Glass-Steagall podría llevar años. Los proyectos de ley deben ser aprobados tanto por el Senado como por la Cámara de Representantes y viajan de una instancia a otra cuando se hacen enmiendas para que cada cámara pueda revisarlos, votar su aprobación o desestimarlos. Las propuestan pueden provenir de ambas cámaras legislativas y cuantos más patrocinadores tenga, más posibilidades hay para su aprobación.

El hecho de que se apruebe una propuesta de ley en el Senado no quiere decir que se aprobará en la Cámara de Representantes y viceversa. Por eso es importante el acuerdo entre estas dos instancias del poder legislativo para que emanen nuevas leyes. Cuando un proyecto es aprobado en forma idéntica (el cuerpo de texto sin modificar) por ambas cámaras se vuelve ley después de la aprobación y firma del presidente de EEUU.

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