El socialismo francés se enfrenta a su “bahía de cochinos”

Francia

El socialismo francés se enfrenta a su “bahía de cochinos”

François Hollande, presidente de Francia

Las divisiones en el partido de Gobierno del país vecino podrían concluir en unas insólitas primarias a las que habría de someterse el jefe de Estado, François Hollande. En la misma semana en que el PSOE ha presentado un acuerdo de legislatura con Ciudadanos, del que ayer decidió corresponsabilizar a sus bases con una pregunta ciertamente ambigua, el partido español no ha sido el único partido de la familia socialista europea al que le han entrado duda existenciales. El PS francés también está afrontando un debate identitario por causa del giro a la derecha de la formación. Si bien es cierto que cada uno exorciza sus demonios como puede, y quizá por su mayor tradición de debate público, en el país vecino han decidio hacerlo de esa manera.

Aunque también habrá quien analice el conflicto como una simple lucha de poder, también en este caso con una líder territorial como una de las principales protagonistas. Se trata de nada menos que de Martine Aubry, alcaldesa de Lille, pero también mucho más. La hija de Jacques Delors ha sido la ministra de Trabajo que bajo el Gobierno de Jospin introdujo la Ley de las 35 horas semanales -conocida de hecho como “Ley Aubry”-; la líder que reconstruyó un partido desecho tras el periodo como secretario general del hoy presidente francés, François Hollande, para llevarlo al poder en prácticamente todas las instituciones; y la principal rival de éste en las primarias de 2011 que parecían destinadas a llevarla a la Presidencia del país vecino.

La ya así histórica dirigente del socialismo francés publicó esta semana en Le Monde un manifiesto en el que no se ahorraba las críticas contra Hollande y su jefe de Gobierno, Manuel Valls. Bajo el título “Salir del impase” Aubry ha definido como “indecente” el rumbo político tomado por su partido desde la acción ejecutiva. “Demasiado, ya es demasiado”, sintetiza el escrito para referirse a ella.

Un escrito al que también se han sumado figuras como el no menos histórico líder de mayo del 68, y co-presidente del grupo de Los Verdes en el Parlamento Europeo entre 2004 y 2014, Daniel Cohn-Bendit; el que fue ministro de educación, Benoît Hamon; el líder del ala izquierda del PS, Christian Paul; o Bruno Julliard, mano derecha de la alcaldesa de París, Anne Hidalgo. Afirmaciones que definen los cinco años de Hollande como “fracaso” o el “persistente debilitamiento de Francia y, evidentemente de la izquierda” son de lo más suave que se puede encontrar en dicho manifiesto.

Más en concreto, se critican medidas del actual ejecutivo como desequilibrar las relaciones entre trabajadores y empresarios en favor de estos últimos abaratando el despido y favoreciendo los acuerdo en las empresas frente a los convenios colectivos (quizá les suene); o la privación de la nacionalidad francesa a los terroristas. Una medida que ya había provocado la dimisión de Christiane Taubira, considerada hasta ese momento la ministra más a la izquierda del gabinete francés, como responsable de Justicia hace escasas semanas, convencida también del fracaso del proyecto de Gobierno y de su incompatibilidad con los valores socialistas.

De hecho, también Aubry dio señales en público de su malestar cuando, a propósito de dicha medida se mostró “orgullosa de defender los valores republicanos y de la izquierda: lo propio de la política”. Una referencia a las declaraciones de Valls en esos mismos días, en los que tachaba a los críticos de su partido de “perderse en nombre de grandes valores”.

Pero las respuestas desde el otro bando tampoco han sido más suaves. Según señala “Le Monde”, desde el entorno político del primer ministro galo, Manuel Valls, se habría afirmado que el manifiesto “se trata de Bahía de Cochinos, versión Partido Socialista 2016”; en referencia a la desastrosa operación militar en la que tropas de cubanos exiliados apoyadas por EE.UU. intentaron invadir Cuba y derrocar al Gobierno castrista. Probablemente también en un juego de palabras con un pretendido doble sentido no demasiado sutil.

Además, desde el ‘bando presidencial’, se han producido las típicas acusaciones de deslealtad y llamadas a la unidad frente a un enemigo externo, en este caso el Frente Nacional, al que se acusa de ‘hacer el juego’ al manifestar la disidencia en público. Consideran también que publicar el texto el mismo día que se anunció la mayor bajada de paro de todo el ‘periodo Hollande’ ha dado al traste con el efecto positivo que dicha noticia pudiese provocar. En este sentido se ha manifestado especialmente beligerante el ministro de Finanzas francés, Michel Sapin.

Mientras tanto, desde otros ámbitos, figuras como la del líder centrista, François Bayrou, han definido al manifiesto como “el golpe de bisturí que profundiza la ruptura de la izquierda, hoy más abierta que nunca”.

Una ruptura que quizá después de todo tan sólo se pueda resolver con una nueva lucha, efectivamente, de poder interno. De esta forma, el día siguiente de la publicación del manifiesto, la propia Martine Aubry señaló que vería “formidable” que si Hollande decidiese repetir como candidato se prestase a someterse a unas primarias. Un paso que hasta la fecha, la alcaldesa de Lille había considerado innecesario al tratarse del Jefe del Estado; pero que está en sintonía con el coro de voces que, como el economista Thomas Piketty, solicitan la celebración de unas primarias en la izquierda francesa.

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