Sin embargo, el senador Bernie Sanders, su principal rival, sale reforzado del último debate demócrata Los candidatos a las primarias demócratas celebraron esta madrugada el cuarto y último debate antes de que comiencen a celebrarse las diferentes contiendas que decidirán quién es el candidato por su partido a la presidencia de Estados Unidos. Como resultado casi todos los analistas coinciden en señalar en que la ex secretaria de Estado Hillary Clinton no consiguió anotarse el tanto que le permita desmontar la sensación de remontada que está acumulando su principal rival, el senador Bernie Sanders.
Sin embargo, tampoco parece haber sido esa la estrategia buscada por Hillary Clinton. Así, la principal favorita a alzarse con la victoria final, aprovechando que hoy es el día de Martin Luther King, comenzó el debate haciendo una clara referencia a los votantes afroamericanos al recordar como en su adolescencia acudió a escuchar al líder de los derechos civiles. Una apelación llena de sentido político y dirigida directamente a afianzar su ventaja allí donde ya lidera por un amplio margen.
No en vano, es precisamente en el lugar donde se celebró el debate, en Carolina del Sur, donde tendrá lugar una de las primeras primarias y allí los afroamericanos podrían constituir hasta la mitad de los votantes demócratas. Allí también, lejos de las dificultades en que las encuestas sitúan a Clinton en las dos primeras contiendas, en Iowa y New Hampshire, el 1 y el 9 de febrero, respectivamente; esos mismos sondeos le otorgan una amplia ventaja. Al igual que sucede entre las minorías raciales de población.
De esta forma, Clinton ha parecido apostar por establecer una suerte de “cortafuegos”: con independencia de lo que ocurra en esas dos primeras primarias, pretende asegurarse las siguientes victorias. Se trataría de en el peor de los casos, cortar el “momentum” que en este momento parece haber ganador Sanders a partir del 27 de febrero con una victoria contundente. En último término, de que no le vuelva a suceder lo mismo que en las primarias de hace ocho años cuando también era favorita, pero la dinámica cambió a favor de Obama tras los primeros resultados.
En esta misma clave también se explica que Clinton se presentase como la mejor continuadora de la Presidencia de Barack Obama. No tanto por las simpatías que la línea política marcada por Obama pueda despertar, sino por alinearse con los grupos de población en los que éste es mejor considerado: “Sólo hay una candidata que defenderá los progresos realizados por el presidente Obama”, declaró Clinton en la que podría calificarse como la línea central de su argumentación a lo largo de la noche.
Una línea que, no obstante, es también consistente con su imagen de candidata que sabe cómo conseguir que las cosas se lleven a cabo a través del intrincado sistema legislativo y de intereses de Washingont D.C. Se trataría de consolidar su ventaja en grupos de población calve para los demócratas más allá de que la línea política pueda resultar contraproducente a corto plazo dado el estado de ánimo entre las bases demócratas.
En ellas, las bases del partido del burro, parecen simpatizar según también revelan diversos estudios de opinión, con aspiraciones a un cambio más profundo que aquel con el que se asocia a Clinton. Y es que pese a la recuperación económica estadounidense, esta tampoco allí ha llegado a todos por igual, ni ha servido para superar la sensación de injusticia y de decadencia de las clases medias.
Por ello, Bernie Sanders apostó por dirigir sus argumentaciones en esa misma línea. Incluso en la que fue quizá su frase más memorable dirigió un ataque directo a Clinton evocando sus relaciones con el sector financiero al declarar: “Yo no acepto dinero de grandes bancos. Yo no obtengo remuneraciones por conferencia de Goldman Sachs”.
Por su parte, Clinton intentó desacreditar a su rival cuestionando que sus planes de reforma tengan posibilidad de salir adelante e incluso, en una línea de recrudecimiento que ya había puesto en marcha en los últimos días, señaló que las propuestas de Sanders pueden ser peligrosas ya que podrían poner en peligro los avances conseguidos hasta la fecha, especialmente en lo referente al sistema de Salud. Una línea de ataque que no ha tenido demasiado éxito y que explica que Clinton fuese más agresiva en otras cuestiones como apuntando a una cierta complacencia de su rival con la industria armamentística.
En el fondo se trató de un debate entre el pragmatismo y el idealismo. Una dinámica que según los analistas no favorece a la secretaria de Estado en este momento; pero que si la refuerza en el medio plazo. Para mantener el actual “momentum” a lo largo de todas las primarias, el candidato demócrata necesitará presentar una propuesta de cómo llevar a cabo los cambios estructurales que propone.










