Wikileaks: Merkel dudaba ya en 2011 de cómo rescatar a Grecia

Grecia bajo la Troika

Wikileaks: Merkel dudaba ya en 2011 de cómo rescatar a Grecia

Angela Merkel, canciller de Alemania

«Angela Merkel admitió estar desorientada en la cuestión de qué opción sería la mejor para encarar la situación, otra quita de deuda o una unión de transferencias». La canciller alemana, Angela Merkel, ya dudaba en 2011 de la posibilidad de que Grecia pudiera saldar sus deudas, revelan documentos publicados por la plataforma de filtraciones Wikileaks, que apuntan a que Estados Unidos espió no solo a Merkel sino también a ministerios del gobierno y miembros del gabinete.

«Angela Merkel admitió estar desorientada en la cuestión de qué opción sería la mejor para encarar la situación, otra quita de deuda o una unión de transferencias», señala el informe de una escucha del teléfono de la mandataria germana que reproduce hoy el diario «Süddeutsche Zeitung».

Según el protocolo de una conversación teléfonica con un asesor grabada el 11 de octubre de 2011, Merkel temía que Grecia no estuviera «en condiciones de superar sus problemas ni siquiera con otra quita de deuda porque tampoco podría saldar las deudas restantes».

«Más dudaba de que pudiera servir el envío de expertos financieros a Grecia para controlar el sistema financiero del país. En el seno del gabinete de gobierno el único que sigue muy a favor de una quita de deuda es el ministro de Finanzas Schäuble, pese a los esfuerzos de Merkel por llevarlo a cambiar de postura», agrega el informe.

Merkel nunca dejó entrever que tuviera dudas sobre el envío de inspectores financieros a Atenas. Un portavoz del gobierno germano se negó a comentar la información. «El gobierno no puede efectuar una evaluación sin tener más conocimiento», dijo al diario.

La revelación de que no sólo Merkel, sino varios otros ministros y ministerios fueron espiados y algunos teléfonos podrían seguir estando interceptados por la Agencia Nacional de Seguridad (NSA) de Estados Unidos fue recibida con una creciente desconfianza en Berlín.

«Nos hemos vuelto más desconfiados. Durante décadas, los servicios secretos occidentales no eran objeto de contraespionaje. Pero desde el comienzo de esta legislatura se investiga si también los servicios occidentales están espiando aquí», dijo el ministro alemán de Interior, Thomas de Maizière, a la televisora ARD y anunció que examinará las nuevas informaciones.

Según Wikileaks, la NSA no sólo espió a Merkel, algo que se sabía por las revelaciones del ex técnico Edward Snowden, sino a varios ministerios del gobierno y miembros del gabinete alemán.

De los documentos se desprende que la NSA tenía especial interés en la política monetaria y comercial de Alemania, precisa el rotativo de Múnich, así como las emisoras NDR y WDR. Entre los objetivos observados se encontraban tanto el Ministerio de Finanzas como el de Agricultura.

El espionaje fue dirigido también a importantes políticos, entre ellos el ex ministro de Hacienda Oscar Lafontaine, así como también el vicecanciller y ministro de Economía y Energía, Sigmar Gabriel, y a la ministra de Medio Ambiente Barbara Hendricks, señala el diario «Süddeutsche Zeitung», entre otros.

Gabriel y Hendricks ocupaban otras carteras cuando fueron espiados. El propio Gabriel se lo tomó con filosofía: «Uno termina apelando a la ironía», dijo a la televisora ARD. «En el ministerio no hacemos nada por teléfono que valga la pena espiar».

El vicejefe de gobierno opinó que más espinoso le parece el tema del espionaje industrial. «Mi ministerio se encarga de eso, de proteger a las empresas del espionaje industrial, un tema más problemático».

Los documentos incluyen 69 números de teléfono, incluidos los de los Ministerios de Finanzas, Economía y Agricultura. Algunos de los números están actualmente en uso, lo que indica que el espionaje podría ser permanente, señalan las fuentes. El espionaje se remonta al menos hasta los años 90, agrega la fuente.

La semana pasada, la revelación de que los servicios de inteligencia estadounidenses interceptaron conversaciones del jefe de Estado francés, François Hollande, y de sus predecesores, Nicolas Sarkozy y Jacques Chirac, tensó las relaciones entre París y Washington.

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