El presidente de la Comisión se mostró personalmente decepcionado con el primer ministro griego, Alexis Tsipras. Grecia vivió hoy con relativa calma su primer día de cierre de bancos, mientras desde las instituciones europeas se llamaba a los griegos a votar «sí» a la propuesta de reformas de los acreedores en el referéndum del domingo y las bolsas del Viejo Continente se desplomaban.
«Yo pediría que voten ‘sí'» en el referéndum, dijo el presidente de la Comisión Euroepea, Jean-Claude Juncker, en contra de lo recomendado por el gobierno heleno. «Un ‘no’ supondría decir ‘no’ a Europa», advirtió Juncker desde Bruselas.
El presidente de la Comisión se mostró personalmente decepcionado con el primer ministro griego, Alexis Tsipras, quien durante las horas de negociaciones que mantuvieron la semana pasada nunca le informó sobre la celebración de un referéndum este domingo.
Fue la convocatoria por sorpresa de esa consulta popular la que rompió definitivamente el viernes las negociaciones entre Atenas y sus acreedores sobre una prolongación de las ayudas a Grecia, que vencen mañana martes, dejando al país al borde de la quiebra.
Juncker volvió a rechazar hoy una salida de Grecia del euro y aseguró que se presentó un «acuerdo justo» al gobierno heleno. «En el paquete no hay recortes de salarios ni de pensiones», afirmó.
También el presidente del Parlamento Europeo, Martin Schulz, llamó a votar «sí» a la población helena y sugirió incluso un posible viaje a Grecia para convencer a los griegos de que permanezcan en la zona euro. La propuesta de los acreedores es «una buena base para un buen futuro en común en la zona euro», agregó.
En nombre de todos los grupos parlamentarios, Schulz pidió alcanzar un acuerdo con Atenas antes de la noche de mañana martes, cuando vence el segundo programa de rescate a Grecia. Ese mismo día el gobierno heleno debe además pagar 1.600 millones de euros al Fondo Monetario Internacional (FMI), uno de sus acreedores junto con el Banco Central Europeo (BCE) y la Comisión Europea. El objetivo debe ser «que haya un puente entre mañana por la noche y la noche del domingo, cuando se conozca el resultado del referéndum», apuntó.
En tanto, los gobiernos de Alemania y Francia se mostraron dispuestos a seguir negociando. En el caso de Berlín, la canciller Angela Merkel abrió la puerta a continuar las negociaciones después del referéndum convocado por Atenas para el domingo.
«Si Grecia quiere seguir negociando después del referéndum, por supuesto no nos cerraremos a las negociaciones», señaló la canciller tras reunirse en Berlín con líderes de los partidos del Parlamento alemán para informarles sobre la situación.
«Quiero dejar claro que es un derecho legítimo del gobierno griego convocar un referéndum y su resultado debe ser respetado», añadió Merkel. «Pero también es un derecho legítimo de los otros 18 miembros de la eurozona reaccionar a esa medida». Merkel rechazó por eso una cumbre europea extraordinaria mientras Atenas no cambie de postura.
La líder alemana sigue rechazando una quita de la deuda griega. Según los asistentes a una visita de Merkel al grupo parlamentario socialista alemán, el ex ministro de finanzas germano Peer Steinbrück le preguntó a la canciller si no le parecería más sensato una quita que un nuevo programa. Pero Merkel apuntó que eso no cambiaría la crisis y que en dos años se estaría en la misma situación.
El presidente francés, François Hollande, expresó por su parte su deseo de que prosigan las negociaciones y lamentó que el gobierno griego las interrumpiese. Hollande lanzó también un mensaje de tranquilidad y aseguró que la economía francesa es robusta y no tiene nada que temer por la crisis griega.
Otro que dejó la puerta abierta a negociar fue el presidente del Eurogrupo. «Repito que nuestra puerta está abierta, incluso aunque las posibilidades y el tiempo estén muy limitados», apuntó Jeroen Dijsselbloem, quien cree que todavía es posible evitar una salida de Grecia de la zona euro.
Desde Grecia, Tsipras pidió de nuevo a la Unión Europea (UE) que prolongue durante «unos días» el programa de rescate, informaron círculos del Ejecutivo heleno.
El país vivió hoy la primera jornada de una semana en la que los bancos permanecerán cerrados y los griegos únicamente podrán sacar 60 euros (67 dólares) al día de los cajeros automáticos. Tampoco podrán realizar transferencias al extranjero, para evitar una mayor fuga de capitales que la vivida ya en las últimas semanas. El ánimo entre los ciudadanos de la capital griega oscilaba hoy entre la compresión, el enojo y la incertidumbre.
Las medidas de restricción de capitales no se aplicarán a los extranjeros con tarjetas de crédito de bancos de otros países, con las que se podrán efectuar transacciones.
En tanto las principales bolsas europeas comenzaron la semana con fuertes caídas debido a la dramática escalada de la crisis de Grecia el fin de semana y el temor a una bancarrota del futuro del país heleno.
El Ibex de Madrid se hundió un 4,56 por ciento en la peor sesión desde 2012 y retrocedió hasta los 10.853 puntos. La prima de riesgo de España se disparó además hasta los 153 puntos básicos, muy por encima de los 119 con los que había cerrado el viernes.
El gobierno español se esforzó hoy por tranquilizar a la población y descartar un posible contagio de la situación griega a España. «Pueden estar los españoles tranquilos porque sus esfuerzos han servido, entre otras cosas, para que esto no ocurra en nuestro país», dijo en alusión a las reformas y ajustes llevados a cabo en los últimos años por el Ejecutivo.
También el Dax de Fráncfort vivió su peor jornada en años y cerró la jornada con un 3,56 por ciento de pérdidas en los 11.083,20 puntos. La huida de inversores golpeó en el CAC de París (-3,74 por ciento), el FTSE de Londres (-1,97) y el índice europeo EuroStoxx (-4,21).
En Italia, uno de los países donde más se teme un contagio de Grecia, el MIB de Milán se hundió un 5,17 por ciento.






