Syriza gobernará en coalición con un partido de la derecha tradicional

Grecia bajo la Troika

Syriza gobernará en coalición con un partido de la derecha tradicional

Alexis Tsipras, líder de Syriza

Griegos Independientes comparte con Tsipras su animadversión a los planes de austeridad. Sin embargo, defiende endurecer las políticas de inmigración y guarda una estrecha relación con la Iglesia Ortodoxa helena. Alexis Tsipras se ha dado prisa. Pocas horas después de constatar que su partido, Syriza, había ganado las elecciones sin obtener una mayoría absoluta (ha conseguido 149 escaños de los 151 necesarios) el joven líder izquierdista ha decidido pactar con los que, a su juicio, van a ser los mejores compañeros en un viaje que se avecina bien movido.

El partido elegido se llama Griegos Independientes (ANEL) y ha conseguido 13 escaños tras obtener el 4,75% de los apoyos, quedando tan sólo por delante de los socialistas del PASOK. Su líder, Panos Kammenos, ya advirtió el pasado fin de semana en la agencia Reuters que pasar a formar parte de la coalición gobernante en caso de una victoria de Tsipras era una posibilidad.

Sin embargo, esta elección ha causado desconcierto y controversia. Principalmente porque ANEL se ubica dentro del espectro político griego entre los conservadores de Nueva Democracia y los ultraderechistas de Amanecer Dorado. De hecho, su origen se encuentra en una escisión surgida de los primeros en febrero del 2012.

ANEL tiene varias cosas claras. La primera –principal motivo de aquella escisión y el gran atractivo para Tsipras- tiene que ver con la austeridad: el partido se muestra totalmente contrario al programa que la Troika ha implantado en Grecia tras enviar los rescates financieros. La segunda es la inmigración; ANEL quiere que Grecia endurezca su política en este sentido. Y la tercera tiene que ver con la religión: los nuevos aliados de Syriza albergan un fuerte componente tradicional en su esencia y guardan un vínculo muy estrecho con la Iglesia Ortodoxa.

La pregunta que muchos se hacen en estos momentos es por qué Tsipras ha elegido aliarse con un partido con el que sólo coincide en su rechazo a los planes de austeridad mientras que, al menos sobre el papel, difiere en todo lo demás. El caso es que, asumiendo que el principal objetivo del nuevo primer ministro griego es terminar con esos mismos planes, a Syriza no parecía quedarle ninguna otra opción.

Por un lado, los comunistas del KKE ya habían dicho de antemano que no negociarían con Tsipras. La relación entre ambas formaciones, pese a proceder las dos del ámbito de la izquierda, es muy tensa desde hace años. Además, el KKE busca la salida de Grecia del euro, un extremo que Syriza descarta como punto de partida. Con To Potami, la nueva formación de centro que muchos esperaban ver actuando como el partido bisagra en estos comicios, sucedía todo lo contrario; este partido parece inclinado a seguir negociando con Bruselas y el Fondo Monetario Internacional (FMI).

Los restantes –Nueva Democracia, PASOK y Amanecer Dorado- quedaban descartados desde el principio. Los primeros por haber ejercido de gobernantes durante los últimos años y haber sido por tanto, a ojos de Syriza, los responsables locales del ‘austericidio’ sufrido por el país mientras que el tercero generaba rechazo inmediato por su propio discurso político, muy próximo a postulados neonazis.

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