Sin munición para atacar al euro: los expertos quitan hierro a la marcha de Grecia

Unión Europea

Sin munición para atacar al euro: los expertos quitan hierro a la marcha de Grecia

Sede de la Comisión Europea

La exposición de los inversores privados es mucho menor que en el 2011, la Unión Europea ha conseguido crear varios mecanismos de defensa contra los ataques de los especuladores y los países periféricos son mucho menos vulnerables ahora que al comienzo de la crisis. Las elecciones que se celebrarán en Grecia el próximo 25 de enero podrían dar la victoria a Syriza, un partido que mantiene un discurso contrario a los partidos tradicionales, a la Troika y a las medidas de austeridad impuestas desde esta tríada de acreedores institucionales. Por este motivo han vuelto a circular, casi cinco años después, rumores que hablan de Grecia abandonando el euro.

Los expertos consideran que este extremo es posible, aunque no el más probable. Desde Citigroup, por ejemplo, se considera que “los incentivos para que ambos, los acreedores y el nuevo gobierno griego, quieran mantener a Grecia en el euro son muy fuertes”. Los analistas del principal banco suizo, UBS, han opinado de manera similar destacando que tanto Syriza como la Troika prefieren que el país mediterráneo siga formando parte de la comunidad monetaria europea.

Sin embargo, en el caso de que Grecia finalmente decida marcharse o sea expulsada de la divisa comunitaria, los riesgos no son comparables a aquellos que enfrentó el Viejo Continente en mayo de 2010, cuando el por aquel entonces primer ministro Yorgos Papandreu solicitó el primer rescate internacional.

En primer lugar, la exposición directa a Grecia es hoy en día mucho menor. Los inversores privados tienen depositado en bonos soberanos del país un total de 54.000 millones de euros, menos del 20% del total, mientras que tras el primer rescate esta cantidad ascendía hasta los 240.000 millones de euros. En cuanto al sector de la banca privada, su exposición se ha reducido desde los 100.000 millones de euros hasta los 39.000 millones de euros. Es decir, el riesgo sistémico que podría acarrear la marcha de Grecia está fuertemente minimizado en comparación a la situación que se podía encontrar entre los años 2010 y 2011.

En segundo lugar, la zona del euro ha conseguido en estos últimos años crear mecanismos de rescate que sirven como elemento disuasorio para los especuladores con intención de desatar otra vez la incertidumbre en los mercados europeos. Aunque el progreso de estas herramientas (como el ESM) es lento y su proceso de consolidación no está completo, esta infraestructura no existía al comienzo de la crisis del euro.

En tercer y último lugar, la vulnerabilidad en otros países como Irlanda, España o Portugal se ha reducido notablemente. Tras años de recortes y medidas de austeridad, el déficit público ha caído de forma generalizada en estos lugares al tiempo que la balanza comercial se ha inclinado hacia el superávit. De hecho actualmente, salvo Grecia y Chipre (que fue el cuarto país rescatado por la Troika), el resto de miembros del euro pueden acceder a los mercados para obtener financiación.

En cualquier caso, y pese a todo lo dicho anteriormente, los analistas de Citigroup han querido advertir que este sería sin lugar a dudar el peor escenario posible después de las elecciones. A fin de cuentas, la circunstancia de un euro descompuesto en su latitud más oriental crearía un precedente desconocido hasta el momento que conllevaría, a su vez, riesgos también desconocidos.

Más información