La política económica del equipo de Barack Obama acaba de recibir un potente espaldarazo. El millonario inversor Warren Buffet, el gurú bursátil más famoso del mundo, ha afirmado en una entrevista con ‘Bussines Wire’ que “el nuevo gobierno ha hecho unas cuantas cosas bien y ha conseguido evitar que la crisis económica que aún padece el mundo adquiriese unas dimensiones mucho más mastodónticas”.
Buffet admite que en el último trimestre de 2008, tras la quiebra de Lehman el pánico se apoderó de todo el mundo, él mismo incluido. Y piensa que, tras la caída de un símbolo como Lehman Brothers había motivos más que suficientes para sentir incertidumbre y miedo. Pero, afortunadamente, la victoria electoral de Barack Obama y la acción decidida de su equipo han evitado lo peor.
Sin embargo, algunos asuntos tardarán en arreglarse. Por ejemplo, la revitalización del empleo. Para Buffet, es obvio que las empresas no volverán a contratar trabajadores hasta que no estén convencidas de que existe una demanda sostenible para sus productos y este paso tiene que llegar forzosamente después de que se haya recuperado el crecimiento económico.
La clave sería la recuperación del consumo, pero antes las familias deben volver a sentir confianza en el futuro. Una circunstancia que Warren Buffet no ve sencilla, por ahora. Para Buffet es un error considerar a Wall Street como una representación de todos los vicios económicos del capitalismo. En su opinión hay algunos asuntos que limpiar y, sobre todo, los ejecutivos financieros deben asumir que sus retribuciones habían llegado demasiado lejos.
El presidente de Berkshire Hattaway cree que en los mercados financieros deben existir los ‘palos y las zanahorias’ como en todas las demás actividades económicas. Una eventualidad que, algunos, gracias a sus contratos blindados parecen haber conseguido eludir con éxito.
El apoyo de Buffet a Obama llega un momento decisivo para el presidente que intenta remontar tras una leve caída de su popularidad provocada por su falta de determinación a la hora de meter en cintura a los altos ejecutivos de la industria financiera. El millonario inversor, por cierto, había formado parte del coro de críticos a los estímulos económicos.
