El president de la Generalitat, Salvador Illa, (Foto: Lorena Sopêna - Europa Press)
El fracaso de la oferta pública de adquisición del BBVA sobre el Sabadell ha abierto una lectura que trasciende los mercados. El president de la Generalitat interpreta el desenlace no solo como un gesto financiero, sino como una manifestación de confianza en una entidad con raíces profundas en Cataluña y en el Levante español, símbolo de un modelo de banca cercana y productiva.
Illa defendió en una entrevista que el Banco Sabadell “no es una entidad cualquiera”. Subrayó que su estructura y su base de clientes están ligadas al tejido empresarial de Cataluña, especialmente a las pequeñas y medianas empresas, lo que habría influido de manera decisiva en la negativa a la OPA.
“El resultado económico es relevante, pero también han existido razones no estrictamente financieras. El Sabadell tiene una cultura financiera con un enfoque muy relevante en la economía catalana”, sostuvo el president.
El dirigente socialista calificó el desenlace como “una buena noticia para Cataluña y para el conjunto de España”, al considerar que refuerza el papel de una entidad “viable, sólida y con buen desempeño en los últimos años”.
El rechazo emocional de los accionistas, según Illa, fue tan relevante como los cálculos financieros, reflejando la identificación del banco con su territorio y el deseo de mantener su autonomía.
Preguntado por el papel del Ejecutivo central, Illa valoró positivamente la actuación del Gobierno de España y del Ministerio de Economía, al entender que se limitaron a “preservar el interés general” y a seguir los dictámenes de los reguladores, como la CNMC y la CNMV.
El president insistió en que el carácter hostil de la operación del BBVA fue uno de los factores que acabó hundiendo la oferta. La presión pública, las campañas enfrentadas y el clima de confrontación entre ambas entidades generaron un clima adverso que reforzó la posición del Sabadell.
En palabras de Illa, “las administraciones hicieron lo que debían: proteger el interés general y seguir el proceso con atención, sin intervenir, pero garantizando que se respetaran las reglas del juego”.
Más allá de los mercados, el desenlace ha adquirido un valor simbólico. Illa ha interpretado la decisión de los accionistas como una expresión de identidad económica catalana, subrayando la importancia de mantener un centro financiero propio y vinculado al territorio.
El mensaje del president coincide con la idea de que las fusiones bancarias no pueden ignorar la dimensión social y cultural de las entidades. A su juicio, el caso del Sabadell demuestra que la rentabilidad no es el único factor determinante cuando entra en juego la pertenencia y la confianza de una comunidad.
La lectura de Illa refuerza el vínculo entre economía y territorio, planteando que la estabilidad financiera también pasa por respetar las raíces locales
El resultado de la OPA ha devuelto a Sabadell su papel como símbolo de la autonomía económica catalana y ha obligado al BBVA a replantear su estrategia de expansión.
La interpretación de Illa conecta el fracaso de la OPA con una dimensión más profunda: la de una economía que reivindica su tejido local frente a la concentración bancaria. Cataluña, asegura, “gana con un Sabadell fuerte, independiente y arraigado en su territorio”.
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