El futuro de los proyectos New England Wind 1 y 2, gestionados por Avangrid, filial de Iberdrola en Estados Unidos, pende de un hilo tras la decisión de la Administración Trump de revertir las autorizaciones otorgadas por el Gobierno de Joe Biden en 2024. Ambos parques estaban llamados a convertirse en referencia de la energía limpia en el noreste del país, pero ahora enfrentan un escenario incierto que podría alterar las expectativas de la industria renovable.
El Departamento de Justicia ha solicitado a la Oficina de Gestión de Energía Oceánica que retire las licencias federales de los proyectos antes del 10 de octubre. La decisión se enmarca en la estrategia del presidente Trump de favorecer el petróleo y el gas frente a las renovables.
Trump ha reiterado en varias ocasiones que la eólica es «cara e ineficiente», reforzando la percepción de que su mandato supondrá un parón para el sector limpio en Estados Unidos.
El plan puede alterar inversiones estratégicas y generar inseguridad jurídica para proyectos ya aprobados
Los parques de Iberdrola tienen una capacidad conjunta estimada de 1.870 MW, suficientes para abastecer a unos 900.000 hogares. Además, suponían la creación de más de 4.400 empleos directos e indirectos y una inversión superior a 8.000 millones de dólares.
| Proyecto | Capacidad (MW) | Hogares abastecidos | Inversión prevista (millones $) |
|---|---|---|---|
| New England Wind 1 | 1.200 | 550.000 | 5.000 |
| New England Wind 2 | 670 | 350.000 | 3.000 |
| Total | 1.870 | 900.000 | 8.000 |
A pesar de la ofensiva política, Iberdrola ha reafirmado que Estados Unidos seguirá siendo un eje central de su estrategia internacional. Avangrid concentra cerca del 35% de las inversiones previstas por el grupo hasta 2026 y ya ha completado operaciones clave en energía solar y eólica terrestre.
EEUU es el mayor mercado internacional de Iberdrola y concentra más de un tercio de sus inversiones globales
Las organizaciones medioambientales han criticado la medida de Trump, defendiendo que los parques eólicos son una alternativa más limpia y competitiva que el carbón o el petróleo. Además, subrayan que este tipo de proyectos ayudan a reducir emisiones y a cumplir compromisos climáticos internacionales.
La batalla legal podría prolongarse durante meses y marcará el rumbo de la industria renovable en Estados Unidos en un momento en que Europa y China aceleran sus propias inversiones.
La decisión sobre los parques de Massachusetts será un test decisivo para medir el futuro de la energía eólica marina en Estados Unidos bajo el mandato de Trump. Si las licencias son revocadas, el sector afrontará un golpe político y económico con consecuencias globales.
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