En una conferencia con analistas para presentar los resultados del primer trimestres del año, Galán indicó que la ejecución del plan está avanzando «mejor de lo previsto», con unos ingresos superiores, una recuperación de la demanda tras el impacto del Covid-19 y la aceleración de inversiones, que tendrán un impacto positivo.
En este sentido, destacó que la energética ya cuenta con en torno a un 75% de la nueva capacidad renovable en construcción o asegurada, avanzando además en eólica marina, con la construcción de nuevos proyectos y añadiendo plataformas de crecimiento, y acelerando las inversiones en redes.
Por ello, reafirmó las previsiones del grupo para el cierre del ejercicio 2021, con un beneficio neto que se situaría entre los 3.700 y los 3.800 millones de euros -excluyendo posibles impactos fiscales no recurrentes y sin efecto en caja- y un dividendo con cargo al ejercicio de unos 0,44 euros brutos por acción, a abonar en 2022.
Asimismo, el presidente de Iberdrola reafirmó la apuesta de la compañía por ser líder en eólica marina, donde prevé acelerar su crecimiento con el objetivo de alcanzar al menos los 12.000 megavatios (MW) en operación en 2030, asegurando el cumplimiento del plan y creando oportunidades de aceleración.
En este sentido, los proyectos en construcción del grupo avanzan según el plan con el parque Saint Brieuc, en Francia; el impulso dado a ‘Vineyard Wind 1’ por el Gobierno de Joe Biden y ‘Park City Wind’, en Estados Unidos; y Baltic Eagle (Alemania), todos ellos previstos en operación para el periodo 2023-2025.
Además, Galán señaló que las nuevas subastas de eólica marina en los mercados donde está presente el grupo ofrecen «rutas adicionales» al mercado ya en los próximos 12-24 meses. Así, la empresa tiene subastas para proyectos en cartera en Estados Unidos (Rhode Island, Massachusetts y Nueva York), Reino Unido, Alemania y Japón.
Igualmente, la energética aspira a subasta para nueva cartera de proyectos de eólica ‘offshore’ en países como Polonia, Dinamarca, Francia, Taiwán, Irlanda, Reino Unido u Holanda y a desarrollar proyectos de esta tecnología en Brasil, indicó el presidente de Iberdrola.
Respecto a los altos precios en el mercado eléctrico en Europa, y especialmente en España, Galán consideró que se deben a los elevados precios del dióxido de carbono (CO2), con niveles en los 50 euros por tonelada, y del gas natural, unido en el caso español al impuesto del 7% a la producción. «Los precios del gas y del CO2 han aumentado y creo que esto ha influido en el precio de la electricidad», dijo.
A este respecto, subrayó que los precios del CO2 «no vienen de Arabia Saudí», sino que es «un impuesto que se está utilizando para descarbonizar la economía y dar apoyo a otro tipo de actividades».
Además, la energética reconoció que el temporal ‘Filomena’ del pasado mes de enero afectó a sus cuentas ya que se vio obligada a comprar gas y electricidad «a unos precios muy elevados» para cubrir el exceso de demanda.
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