Más allá de la solución de los avatares económicos, piedra angular para un mejor país, en la isla soñada, a la que aspiramos no pocos residentes en ella y unos cuantos que viven más allá de sus fronteras, cuando entre ciudadanos e instituciones aparezca el sentido de la puntualidad, estaremos entonces reiniciando un camino muy necesario una vez rescatadas las manecillas del reloj: el del respeto y valor del tiempo de cada cual.
Mientras tanto, continuaremos malgastándolo y acabando con nuestras dosis de paciencia, que ojalá nunca se agoten y no se apodere de cada uno de nosotros esa espantosa conformidad de que el tiempo no cuenta, que da lo mismo hoy que mañana, que si no es la ocho será a las doce como en ciertas consultas médicas.
A no dudar, este tema de la impuntualidad no es de extrañar que algunos también se lo carguen al bloqueo imperial, tendencia que con frecuencia acuden a ello para justificar una ineficiencia carente de límites.
Menos mal que tenemos cada día un gesto o señal de hacer las cosas justo en el debido momento: el Cañonazo de las nueve y la hora exacta en Radio Reloj.
Acceda a la versión completa del contenido
Homicidas no confesos por matar el tiempo
La llegada de una masa de aire atlántico más fresco, impulsada por el paso de…
Los devastadores incendios forestales que afectan a varias comunidades han encendido la disputa política. Desde…
Cómo un deporte nacido en 1965 ha conquistado el presente con su accesibilidad, sociabilidad e…
La presión social en Israel ha alcanzado un punto crítico. La huelga nacional, acompañada de…
Galicia vive uno de los episodios más graves de incendios forestales desde que existen registros.…
La revista, conocida por su emblemática selección de la ‘Persona del Año’, busca con esta…