¿Hay espacio para más gasto o vuelven los recortes? La guerra de Ucrania sacude la política fiscal

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¿Hay espacio para más gasto o vuelven los recortes? La guerra de Ucrania sacude la política fiscal

Europa afronta más endeudada que nunca la promesa de un mayor gasto en defensa y la necesidad de reducir la dependencia energética de Rusia.

Banderas de la Union Europea

Banderas de la Unión Europea

La invasión rusa de Ucrania ha pillado a las economías de la Unión Europea con las arcas públicas en una situación complicada, tras el fuerte incremento de la deuda y el déficit públicos para hacer frente a la pandemia de Covid-19. Ahora, la necesidad de aumentar el gasto en defensa e invertir en la transición ecológica para reducir la dependencia del gas ruso exigirá un nuevo esfuerzo a los Gobiernos. Pero, ¿cómo podrá sufragarse?

“La guerra de Ucrania ha supuesto otro cambio en la política fiscal”, explican en un informe Bert Colijn y Carsten Brzeski, analistas de ING. “En primer lugar la pandemia llevó a planes de ayudas públicas sin precedentes y a un replanteamiento más general de la inversión gubernamental en el futuro. Ahora, la guerra de Ucrania ha llevado a un amplio replanteamiento del gasto europeo en defensa y a otro impulso para una transición ecológica aún más rápida y la independencia energética. Además, esperamos que en las próximas semanas y meses haya más planes de apoyo gubernamental para compensar los efectos adversos de los altos precios de la energía para los consumidores y las empresas”.

De acuerdo con los expertos del banco holandés, solo el aumento del gasto militar hasta el 2% del PIB llevaría a los déficits presupuestarios de la eurozona a superar, por término medio, el 4% del PIB, ya que en la actualidad se sitúa en tan sólo el 1,5% del PIB. “Al menos si los demás gastos permanecen inalterados”, señalan los autores. Mientras, todavía es una incógnita si los líderes de la UE podrán alcanzar un acuerdo en la Cumbre del 24 y el 25 de marzo sobre las medidas para abaratar a familias y empresas la factura energética.

“Hay un espacio limitado para absorber el gasto adicional sin que se dispare la deuda, se recorten los gastos o se aumenten los impuestos. Con unos niveles de deuda ya elevados y unos déficits que, por término medio, siguen superando el 3% del PIB en la eurozona, los gobiernos tienen poco espacio”, creen los expertos de ING.

A ello se une además que para 2022 sigue en vigor la cláusula general de escape del Pacto de Estabilidad y Crecimiento (PEC), lo que significa que los gobiernos no necesitan adherirse a las normas fiscales por ahora, pero todavía se desconoce si se mantendrá el próximo año.

Las opciones sobre la mesa

En ese sentido, los autores apuntan a que “el gasto público adicional derivado de la guerra se sumará ahora a los debates en curso sobre la modificación de las normas fiscales”. “Los defensores de la exclusión de ciertas categorías de gasto de las reglas fiscales, como las inversiones en la transición ecológica, también defenderán ahora la exclusión del gasto en defensa. Sin embargo, los representantes de los gobiernos de los países del norte de la eurozona, como Países Bajos o Alemania, ya han expresado su preocupación por la exclusión de determinadas categorías de gasto. Creemos que cuantas más categorías de gasto reciban la etiqueta de ‘muy importantes’ y ‘deben ser excluidas de las normas fiscales’, menor será en realidad la probabilidad de que se produzcan cambios significativos”.

“Sería una fuerte dilución de las normas y un ejercicio de control y vigilancia interminable y muy engorroso”, cree ING. En su lugar, en su opinión existen dos posibles opciones de cara al futuro: por un lado, “más poder discrecional para que la Comisión Europea desarrolle mejores trayectorias país por país que combinen las grandes necesidades de inversión con la sostenibilidad fiscal a largo plazo”. “La otra opción sería simplemente financiar proyectos de interés común, como la defensa pero también la transición verde, con dinero común”.

Para ING “la emisión conjunta de deuda parece estar de nuevo sobre la mesa”. “Aunque los planes para un nuevo fondo de la UE han sido descartados hasta ahora por bastantes países, la posibilidad sigue siendo explorada en Bruselas. Hay opciones más ligeras que se pueden imaginar, como un plan de préstamos del tipo SURE o el uso de préstamos del actual mecanismo de recuperación y resiliencia de la UE”.

“Un fondo completo sería favorable para los niveles de deuda ya elevados, ya que se asumiría la deuda a nivel de la UE para financiar inversiones y gastos adicionales. Las dos últimas opciones de endeudamiento conjunto seguirían suponiendo un mayor endeudamiento para los países, pero a tipos atractivos, lo que garantizaría que los países no se enfrenten a una mayor emisión de deuda por este motivo. Esto sería útil en tiempos de gasto adicional en niveles de deuda ya elevados con el endurecimiento monetario”.

Decisiones difíciles en el futuro

“No hay opciones fáciles sobre la mesa”, cree ING. El aumento estructural del gasto va a venir acompañado de un aumento de los niveles de deuda nacional ya elevados de la austeridad en otras partes del presupuesto público o de nuevos pasos hacia una unión de transferencias. “Las decisiones difíciles suelen suponer un retraso en la toma de decisiones en la UE, pero las crisis pueden hacer que la UE tome decisiones revolucionarias a una velocidad decente, como demostró la crisis del coronavirus”.

Esta crisis tiene el potencial de hacer algo similar, “pero esperamos que esto dependa en parte de cómo se desarrolle la guerra en Ucrania”, piensan los autores. “Si se resuelve rápidamente y el impacto económico disminuye, esperamos que los próximos pasos sean de menor alcance. Si la situación se agrava aún más, esto podría significar medidas más drásticas para el reparto de la carga y una solución más rápida”.

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