Carme Forcadell, presidenta del Parlament de Cataluña
Un análisis de la agencia de calificación crediticia Fitch advierte sobre la caída que podría sufrir la nota de Cataluña de consumarse la convocatoria del referéndum de independencia. En una nota de prensa, Fitch prevé que “la escalada de tensión” que supondría la hipotética secesión de Cataluña sería “negativa si el soporte financiero del Gobierno central disminuye o incluso desaparece”.
La agencia, una de las tres empresas de calificación más seguidas por los inversores a nivel internacional, ya castiga a Cataluña cerca del bono basura, con una calificación de BB, pero alerta de que la nota puede ser aún más baja.
“Cataluña salió de la calificación ‘BBB’ por el apoyo recibido a través del Fondo regional de Liquidez y mediante anticipos del Tesoro”, expone la agencia en un comunicado adelantado por El Mundo.
Según la firma, ese sostén fue clave para calificar los bonos públicos de Cataluña el pasado mes de julio, contando con que la autonomía gozaba de acceso a la financiación estatal para su deuda a medio plazo. “Y creemos que esto sigue siendo así”. Pero advierte de que el monitoreo de la situación política en torno al posible referéndum será lo que decida una caída en la nota catalana, “si hubiese una escalada significativa de hostilidades entre los dos gobiernos que pudiera comprometer la capacidad de la deuda regional”.
“La perspectiva negativa de la calificación ‘BB’ de Cataluña refleja el riesgo de confrontación política que podría traducirse en la reducción o retirada del apoyo estatal a medio plazo, junto con el débil desempeño presupuestario de Cataluña, su alto endeudamiento ysu riesgo de refinanciación”, explica Ficth a los inversores.
Recuerda que la región ha presentado saldos negativos corrientes desde 2008 siendo el mayor receptor de ayuda de liquidez del Gobierno central. “El endeudamiento catalán con el gobierno central superó los 50.000 millones de euros a finales de 2016, es decir, el 80% de la deuda total estimada de Cataluña”, calcula.
No obstante la agencia de calificación no cree que la situación pueda perturbar significativamente a la economía española o al funcionamiento del Gobierno central.
Sugiere, además, que “avanzar hacia una mayor descentralización, con más autonomía fiscal, podría ser positivo para el perfil de crédito de Cataluña si mejora los ingresos fiscales, y teniendo en cuenta la fuerte economía y base impositiva de la región, siempre que cuente con el apoyo del Gobierno central”.
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