Europa se enfrenta a una nueva recesión y a más volatilidad en los mercados por la guerra de Ucrania

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Europa se enfrenta a una nueva recesión y a más volatilidad en los mercados por la guerra de Ucrania

Los analistas avisan de las repercusiones económicas y para los mercados europeos de la guerra en Ucrania.

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A pesar de que durante semanas se había especulado con un conflicto entre Rusia y Ucrania, el ataque ordenado por Vladimir Putin ha dejado en shock a los mercados financieros ante el alcance de la ofensiva. A la espera de acontecimientos, los expertos advierten de que viene un período de volatilidad en la bolsa, al tiempo que se ha incrementado el riesgo de una nueva recesión, combinada esta vez con una inflación muy elevada.

“Suponemos que los mercados permanecerán muy volátiles durante algunos días más hasta que haya claridad sobre el alcance de las sanciones de occidente y una mayor comprensión de si Putin se detendrá en las fronteras de Ucrania con otros estados postsoviéticos”, cree Stefan Kreuzkamp, Chief Investment Officer para DWS. “Ya ahora, creemos que Europa tiene que prepararse para una mayor afluencia de refugiados. En ausencia de una desescalada significativa, es posible que Europa también tenga que prepararse para ataques cibernéticos sin precedentes por parte de Rusia”.

Si bien estos dos puntos ya pesarían enormemente sobre la economía europea, “el mayor impacto bien podría provenir de las importaciones de energía, principalmente de gas natural”, apunta el experto de la gestora de Deutsche Bank. “Un impacto significativo en el precio del gas, o incluso un recorte en las entregas de gas, podría conducir fácilmente a una recesión en Europa (sin mencionar una inflación más alta)”.

Consecuencias para la economía y los mercados

Para Rusia, el mayor impacto se producirá en el sector financiero, incluido el mercado de valores. Occidente, sobre todo Europa, es más vulnerable en lo que respecta a las importaciones de materias primas. Creemos que la energía conllevará una prima de riesgo durante un tiempo prolongado. Esto, a su vez, hace que la reacción de los bancos centrales sean más difícil de predecir. Si bien se verán tentados a estimular la economía si es necesario, o al menos no endurecer las condiciones financieras demasiado rápido, es posible que se enfrenten a tasas de inflación potencialmente más altas durante un período más largo de lo previsto.

“Después de un primer estado de shock, los mercados esperan más claridad sobre el alcance de las sanciones occidentales, así como las posibles contramedidas de Rusia”, señala Stefan Kreuzkamp, Chief Investment Officer para DWS. “La dinámica del mercado a la baja podría intensificarse si se activan ciertos límites de riesgo con los inversores institucionales, o si los inversores minoristas comienzan a entrar en pánico. Al mismo tiempo, la experiencia histórica nos dice que esos días tampoco son buenos para vender”.

“Los activos europeos están en el centro de la tormenta”, señala Kreuzkamp hablando de la renta variable. “Es probable que los refugios seguros (acciones de EEUU, Japón, mercado suizo, atención sanitaria, bienes de consumo básico) y las industrias sensibles al petróleo (Reino Unido, sector energético) obtengan mejores resultados, mientras que es probable que los sectores cíclicos y Europa sin Reino Unido probablemente se enfrenten a un entorno más difícil”.

Además, las finanzas de la zona euro podrían verse perjudicadas por el retraso de las subidas del BCE y el desenredo de las relaciones con el sistema financiero ruso. “Los inversores adaptarán su prima de riesgo para los distintos valores en función de su exposición directa o indirecta a Rusia y Ucrania, ya sea como mercado final o como fuente de suministro. Las acciones rusas han bajado más de un tercio, sin embargo, representan menos del 0,5% del MSCI AC World y menos del 3% del MSCI Emerging Market”.

En la renta fija, el experto de la gestora de Deutsche Bank avisa de que “dado que la economía de europea es mucho más dependiente del suministro energético de Rusia, cabría esperar una mayor presión sobre los rendimientos europeos en comparación con los EEUU”. “Para los bonos del Tesoro, esperamos un aplanamiento en el extremo más largo de la curva (10 años a 30 años). También nos hemos vuelto más cautelosos con los bonos corporativos europeos”.

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