Europa quiere mejorar los suelos y reducir drásticamente los residuos textiles y de los alimentos

Europa quiere mejorar los suelos y reducir drásticamente los residuos textiles y de los alimentos

La Comisión Europea presenta una nueva propuesta sobre el uso sostenible de recursos naturales.

De ser un mero proveedor de sustrato y nutrientes para los cultivos, el suelo empieza a ser valorado como un sistema vivo, con una compleja red de relaciones entre las especies que lo habitan / Foto: Pixabay

Imagen de un campo. Foto: Pixabay

La mejora de los suelos es el principal objetivo de la nueva propuesta sobre el uso sostenible de los recursos naturales presentada hoy por la Comisión Europea en Bruselas. El vicepresidente encargado del Pacto Verde, Frans Timmermans, pretende una mejora radical de los espacios destinados a la actividad agrícola y ganadera. “Ya hemos legislado sobre el aire y el agua y ahora vamos con el suelo” argumentó el vicepresidente. Esta es la primera vez que la Comisión se propone sugerir una legislación al respecto tras varios intentos fracasados con anterioridad. Además, en el paquete se incluye un endurecimiento de las condiciones para evitar los residuos textiles y el despilfarro de la comida (unos 59 millones de toneladas de alimentos se desechan cada año en Europa).

Para mejorar el suelo la lucha está centrada en los insecticidas, plaguicidas y otros elementos químicos que, en opinión de Bruselas, han deteriorado gravemente los terrenos cultivables. Quieren unos cultivos más resilientes que permitan luchar contra la sequía, los incendios y las plagas, cada vez más frecuentes. La normativa propuesta tendrá que ser remitida al Parlamento Europeo y al Consejo antes de que sea aprobada y entre en vigor.

La idea es que en 2050 los suelos no presenten el desgaste actual e impulsará la innovación y la sostenibilidad en el sector agrícola y ganadero. Se regulan los avances con nuevas técnicas genómicas que sirvan para reducir el uso de pesticidas químicos y que garantice el uso de semillas y material reproductivo sostenible, de calidad y más diverso.

La Comisión estima que entre el 60 y el 70% del suelo es insalubre, la erosión arrastra cada año mil millones de toneladas del suelo lo que significa que la capa superior fértil está desapareciendo. Eso supone un coste de unos 50.000 millones al año. La idea es que los agricultores apliquen métodos más adecuados para fortalecer la fertilidad y el rendimiento de sus tierras. Eso significa reducir el consumo de agua y de los nutrientes. Según esta versión eso reducirán las catástrofes por lluvias torrenciales o sequía tan frecuentes en los últimos años.

La clave de esta propuesta es que “quien contamina paga” para hacer frente a los residuos industriales que están castigando cada vez más los terrenos cultivables. Los Estados miembros tendrán que identificar, investigar, evaluar y limpiar los lugares contaminados.

La propuesta incluye la regulación de las nuevas técnicas genómicas que permiten proteger las cosechas de los efectos del cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la degradación. Son herramientas innovadoras que ayudan a aumentar la sostenibilidad y resistencia del sistema alimentario. En la mayoría de los casos, con estas nuevas técnicas se consiguen cambios más específicos, precisos y rápidos que con las técnicas convencionales, al tiempo que se obtiene un cultivo igual al que podría haberse logrado con técnicas clásicas como la selección de semillas y los cruces. El sector europeo de las semillas es el mayor exportador del mercado mundial (20% del total, con un valor estimado de entre 7.000 y 10.000 millones de euros y 7.000 empresas, en su mayoría pymes).

El sector forestal también se verá afectado por esta normativa que tendrá como finalidad “plantar el tipo de árbol adecuado en el lugar adecuado”.

La política medioambiental de la Comisión, el denominado Pacto Verde, está cada vez más cuestionado por el ala conservadora del Parlamento Europeo, el Partido Popular Europeo (PPE), que es el grupo con más diputados, y por las organizaciones de extrema derecha. Preguntado hoy Timmermans si ese cambio de postura puede afectarle en el desarrollo de sus propuestas fue tajante y conciso: “No”.

DESPERDICIO ALIMENTARIO Y TEXTIL

Según los datos de la Comisión cada año se tiran casi 59 millones de toneladas de alimentos (131 kg/habitante), con un valor de mercado estimado en 132.000 millones de euros. Más de la mitad del desperdicio alimentario (53%) se genera en los hogares, seguidos del sector de transformación y fabricación (20%). Para ello la Comisión quiere luchar contra ello lo que permitirá ahorrar alimentos para el consumo humano; ayudará a las empresas y a los consumidores a ahorrar dinero y reduce el impacto ambiental de la producción y el consumo de alimentos.

Para ello se propone que en 2030 los Estados reduzcan el desperdicio de alimentos en un 10%, en la transformación y fabricación, y en un 30% en la venta al por menor y el consumo (restaurantes, servicios de alimentación y hogares).

Los residuos textiles también suponen una carga para los limitados recursos naturales. Alrededor del 78% de los residuos textiles no son recogidos por separado por los consumidores y acaban en la basura doméstica mezclada, destinada a la incineración o al vertedero. La nueva legislación pretende comprometer a los productores de modo que sufragarán los costes de gestión de los residuos, lo que les dará incentivos para reducir los residuos y aumentar la circularidad, es decir, diseñar mejores productos desde el principio. Se potenciará el mercado de segunda mano. E intentará poner fin al traslado de residuos a países sin capacidad par a gestionarlos, generalmente de África.

La UE genera 12,6 millones de toneladas de residuos textiles al año. Sólo la ropa y el calzado representan 5,2 millones de toneladas, lo que equivale a 12 kg por persona al año. En la actualidad, sólo el 22% de los residuos textiles postconsumo se recogen por separado para su reutilización o reciclado, mientras que el resto suele incinerarse o depositarse en vertederos.

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