Tres países recibieron casi la mitad de lo vehículos exportados por España. Se trata de Francia, Alemania y Reino Unido, que suman el 48% de las exportaciones nacionales. Y eso, que la citada escasez de componentes y la baja demanda de los mercados europeos condicionó el volumen de los envíos al extranjero.
De acuerdo al citado informe de ANFAC, se exportaron 336.052 vehículos a Francia, lo que se traduce en una cuota del 18,5%. Por detrás, Alemania y Reino Unido, con 318.536 y el 17,5% y 22.696 y el 12,2%, respectivamente. Italia es otro de principales destinos: 221.066 vehículos, una cuota del 12,1%.
La mayoría de estos países redujeron considerablemente el número de vehículos exportados. En el caso de Francia, por ejemplo, con un 15,5% menos respecto al año anterior, detalla esta asociación, que apunta que Alemania disminuyó un 17,6% e Italia un 2,1% menos que en 2020.
En cuanto a las exportaciones al resto de continentes “estas experimentaron un aumento en la mayoría de ellos”. En Oceanía, en África y en Asia las exportaciones de vehículos fabricados en España crecieron un 55,3%, un 40,4% y un 20,6% respectivamente en comparación con el año anterior. Sin embargo, continúa el informe, en EEUU el crecimiento fue menor con un ascenso del 3,2% de las exportaciones. “A pesar de que la demanda de vehículos aumentó en estos destinos, tan solo representan un 9,5% del total de las exportaciones realizadas”, explica ANFAC.
Respecto a la producción, esta asociación recoge que en el año 2021 cayó un 7,5%, registrando cifras incluso inferiores a las de 2020, “un periodo en el que las unidades de vehículos producidos se vieron afectadas por los parones de las fábricas a causa de la pandemia”. El descenso en la producción de vehículos es todavía mayor, llegando a un 25,6%, si se comparan las unidades producidas en 2021 con las de 2019, un año prepandémico en el que la Covid-19 no afectó a la fabricación de vehículos.
“El 2021 parecía que iba a ser un año de recuperación para el sector de la automoción, pero la falta de aprovisionamiento y el aumento de la demanda de semiconductores desde diferentes sectores industriales, provocó una gran crisis de componentes, perjudicando como consecuencia los ritmos de producción”, lamenta. Una situación que afectó a las fábricas de todo el mundo, también las españolas.