Estatutos de la comunidad de propietarios: obligaciones y derechos

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Estatutos de la comunidad de propietarios: obligaciones y derechos

Vivir en comunidad no siempre es sencillo. Los edificios de vecinos pueden ser un cúmulo de malentendidos, molestias, problemas de gestión, etc.

Comunidad de vecinos

Comunidad de vecinos

Como cualquier otro espacio compartido por distintas personas, establecer normas y dejarlas por escrito para que todos los integrantes del edificio las puedan conocer es la mejor forma de asegurar una buena convivencia. Hablamos de la creación de unos estatutos de la comunidad de propietarios.

Los estatutos rigen las normas mínimas de convivencia: elección de presidentes, usos de zonas comunes, división de pagos ordinarios y extraordinarios, responsabilidades, etc. Por eso, elaborarlos requiere de una formación específica que asegure que todo queda contemplado en ellos.

¿Por qué es tan importante? Redactar unos estatutos imperfectos solo puede dar problemas a la larga: si no se tiene todo bajo control, serán motivo de discordia cuando haya desacuerdo con un miembro de la comunidad o haya que tomar decisiones de relevancia.

Los estatutos, base de la convivencia

Los estatutos recogen las bases de la convivencia entre vecinos, sus obligaciones y derechos. Se registran en la administración pública y quedan, por ello legitimados y dados por conocidos por todos los vecinos.

Los estatutos son unas normas comunes, básicas y aceptadas. Marcan, hablando de manera sencilla, «las reglas del juego» de la convivencia entre vecinos; algo que se debe respetar y que se puede utilizar como base para decidir quién tiene la razón cuando hay desacuerdos, etc.

Y precisamente, una de las cosas que deben tener en cuenta desde la presidencia de las comunidades, los administradores de fincas y todos los vecinos es la formación sobre todo lo que pueda afectar a los convivientes.

Administradores de fincas: la mejor ayuda

Los administradores de fincas capacitados cuentan con los conocimientos adecuados para llevar las comunidades de forma ordenada y eficiente. Beneficiarse de ayudas y subvenciones, estar al tanto de inspecciones y averías, gestionar pagos de recibos y derramas…

Los administradores de fincas bien formados son capaces de llevar a cabo cualquier gestión relacionada con la contabilidad, pero también son capaces de lidiar con procedimientos legales que impliquen a la comunidad contra propietarios morosos, la administración o cualquier otro escenario legal en el que la comunidad de propietarios pueda verse envuelta.

Las comunidades deben buscar administradores de fincas con una alta formación de garantías y que puedan asegurar así el buen funcionamiento de las fincas.

No hay cosa mejor que contar con una empresa profesional capaz tanto de redactar los estatutos y registrarlos como de llevar a cabo la gestión cotidiana, pasando por estar al tanto y dar una respuesta efectiva a todo lo que pueda ir surgiendo en el día a día, desde el cambio de una bombilla hasta la petición de presupuestos para la construcción de una piscina.

Una buena comunidad, que quiera funcionar sin que se den conflictos o grandes desavenencias deben marcarse dos objetivos primordiales.

En primer lugar, contratar a un administrador de fincas con alta experiencia y un respaldo profesional basado en la formación y, en segundo lugar, solicitar que este redacte unos estatutos conforme a lo establecido por los organismos públicos y que incluya todas las características específicas de la finca.

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