Así estamos, con la cancioncita salsera del panameño Rubén Blades y ese borracho en Pedro Navaja pero, además, aquel verso de nuestro poeta nacional, Nicolás Guillén con “no arrempujen má, caballero”.
A correr en busca de una donación de sangre O positiva para una operación en el hospital oncológico. Primera visual, a la diezmada familia: ningún joven presente, todos más allá de las fronteras patrias. Los viejos sobrevivientes de este gran éxodo, con más de 65 años e imposibilitados de hacerlo por los requisitos establecidos para tal acto.
Alguien pregunta a cómo está en el mercado negro una donación. El más atinado sugiere que hay que indagar, que sabe de otras ofertas como la leche en polvo, pero que eso de la sangre no tiene ni idea. “Debe estar también por las nubes”, agrega alarmado.
Un viejo en el grupo rememora aquella añeja sección de la Bohemia capitalista donde aparecía cada semana la sección “¡Arriba corazones!”, con Guido García Inclán donde también se apreciaba ese espíritu solidario con el que ha vivido el cubano.
Salta otro más lúcido. Menciona las redes sociales. El reclamo corre como la pólvora, se extiende por toda la geografía insular hasta llegar a Miami. Y desde allá las recomendaciones de localizar a fulanito o menganita en tal hospital, que ellos solucionaban el problema.
Por muy lejos que llegaron los reclamos y reacciones, respondió Oscar, el vecino de los altos que ni corto ni perezoso se prestó para tan enaltecedora acción.
Una es la moraleja. La solución de muchos de nuestros problemas se encuentra en nosotros mismos…
